Ciertos cambios en el seno pueden ser señales tempranas del cáncer de mama. Conocer cómo son y cómo se sienten estos cambios puede ayudar a las personas a acceder al tratamiento correcto lo más pronto posible.

Comprender las diversas partes del seno y su función puede ayudar a estar más conscientes de cualquier cambio o anormalidad.

Este artículo observa las señales tempranas de advertencia del cáncer de mama, quién podría estar en riesgo y qué deberían hacer las personas si detectan una o más de estas señales.

woman checking her breast for early signs of cancer
Una protuberancia puede ser una señal temprana de cáncer de mama.

Cuando la mayoría de las personas piensan en la detección del cáncer de mama, piensan en una protuberancia en el seno. Esta es una posible señal de advertencia, pero no es la única. También es posible que no sea la primera que se desarrolle.

Algunas otras señales comunes de cáncer de mama incluyen:

  • protuberancias dentro del seno o debajo del brazo
  • cambios en el tamaño y forma del seno
  • dolor en un área específica que no desaparece
  • venas prominentes en la superficie del seno
  • secreción del pezón que empieza repentinamente
  • dolor o erupción en el pezón
  • hinchazón, enrojecimiento u oscurecimiento del seno
  • hoyuelos en la piel del seno
  • inversión del pezón u otras partes del seno

Dicho esto, generalmente estos mismos cambios son el resultado de afecciones benignas de los senos. No necesariamente significa que haya cáncer. Sin embargo, si una persona nota estos cambios, debería consultar con un médico para asegurarse.

Existen diferentes tipos de cáncer de mama, que pueden afectar a las personas de distintas maneras.

Señales específicas del cáncer de mama inflamatorio

Este es un tipo raro, pero agresivo de cáncer que puede aparecer de manera distinta, comparado con otros tipos.

Los síntomas incluyen:

  • hinchazón
  • enrojecimiento
  • apariencia rosada, púrpura rojiza o amoratada
  • piel estriada o con hoyuelos
  • en algunos casos, un tumor palpable
  • un aumento rápido del tamaño del seno
  • pesadez y sensibilidad en el seno
  • sensación de ardor
  • inversión del pezón
  • ganglios linfáticos inflamados en la clavícula o debajo del brazo

El cáncer de mama inflamatorio tiende a ocurrir a una edad más joven que otros tipos de cáncer. Algunas veces, los médicos lo diagnostican erróneamente ya que puede parecer una infección, trauma u otro problema.

Las mismas señales de advertencia que ocurren con el cáncer también pueden significar otras afecciones benignas. Por lo tanto, es importante saber cómo reconocer qué señales podrían indicar la presencia de cáncer y cuáles no.

Protuberancias

breast dimpling
Los hoyuelos y la secreción del pezón también pueden ser señales de cáncer de mama.

No es inusual tener protuberancias en los senos, ya que el tejido de los senos con frecuencia tiene una textura con protuberancias. Las protuberancias pueden variar ampliamente y no siempre indican cáncer, en particular si se sienten iguales en ambos senos.

Sin embargo, una persona debe consultar con su médico si nota:

  • cambios en la textura de los senos que no se deben al ciclo menstrual
  • una protuberancia más dura que se siente distinta al resto del seno
  • una protuberancia que está presente en un seno, pero no en el otro

Las protuberancias que son cancerosas:

  • usualmente tienen bordes desparejos
  • usualmente no causan dolor
  • usualmente son duras

Sin embargo, la protuberancia también puede ser blanda, redonda y sensible.

Las personas tienden a buscar consejo médico cuando se preocupan por una nueva protuberancia. Sin embargo, es posible que no haya ninguna protuberancia, o que pueda ser demasiado pequeña para sentirla. De hecho, una mamografía u otro tipo de método de detección puede ser la primera señal de una protuberancia.

Si una mamografía revela una protuberancia, un médico puede sugerir pruebas adicionales — como un ultrasonido o una biopsia — para confirmar el diagnóstico.

Las afecciones benignas que pueden involucrar protuberancias o bultos incluyen:

  • quistes
  • fibroadenoma
  • calcificaciones
  • mastitis

Los fibroadenomas constan de tejido glandular y conectivo. Son muy comunes y no son cancerosos. La mayoría de los tipos no aumentan el riesgo de cáncer de mama.

Los fibroadenomas pueden ser hasta de 1 pulgada de diámetro y sentirse suaves o elásticos. También se pueden mover debajo de la piel.

Secreción del pezón

La secreción del pezón puede ser causada por:

  • apretar los pezones
  • una infección

Una persona debería consultar a su médico si experimenta:

  • secreción que ocurre sin oprimir los pezones
  • secreción en un seno y no en el otro
  • secreción que contiene sangre

Ya sea que la secreción se relacione o no con el cáncer; es posible que necesite tratamiento.

Cambios normales en los senos

Los cambios hormonales pueden ocurrir en diferentes etapas de la vida, y pueden causar protuberancias, cambios en la forma y otros cambios que no se deben al cáncer.

Por ejemplo, la pubertad, el embarazo y la menopausia pueden causar cambios en los senos debido a diferentes niveles en el estrógeno y progesterona en el cuerpo.

Algunas personas tienen mayor posibilidad que otras de desarrollar cáncer de mama. Si notan cualquiera de los síntomas anteriores, deberían asegurarse de consultar a un médico.

Los factores que aumentan el riesgo, según el Colegio de Médicos de Estados Unidos (ACP, por sus siglas en inglés), incluyen:

  • un historial personal de cáncer de mama o una lesión de alto riesgo
  • los factores genéticos, como la mutación del gen BRCA 1 o BRCA 2
  • exposición a la radiación al pecho durante la infancia

Cada caso será diferente. Conocer cualquier historial personal o familiar de cáncer de mama y hablarlo con un médico puede ayudar a una persona a saber qué debe observar.

Cualquiera que note un cambio en sus senos que se desarrolla sin una causa clara deberá consultar al médico, especialmente si los cambios afectan solamente un seno. En muchos casos, la detección de rutina revelará cualquier cambio significativo.

El cáncer de mama es altamente tratable si el diagnóstico ocurre en las etapas tempranas. Una detección regular puede ayudar con esto.

A partir de abril de 2019, el ACP hizo cuatro recomendaciones para la detección en mujeres con un riesgo promedio de cáncer de mama y otros lineamientos para las personas con un riesgo mayor.

Para aquellas personas con un riesgo promedio:

Mujeres entre los 40 y 49 años deberían preguntarle a su médico si deberían empezar a realizar una mamografía de rutina.

Mujeres entre los 50 y 74 años que tienen un riesgo promedio deberían tener una mamografía cada 2 años.

Las mujeres con un riesgo promedio deberían dejar de realizarse pruebas de detección cuando llegan a los 75 años.

Las mujeres de todas las edades con un riesgo promedio no deberían someterse a exámenes clínicos del seno para detectar el cáncer de mama.

Otras organizaciones, como la Sociedad Americana Contra el Cáncer (ACS, por sus siglas en inglés), hacen recomendaciones diferentes. Todas las personas deberían pedirle a su médico consejo sobre la mejor estrategia para ellas.

Es útil que las personas tengan conocimiento de cómo se sienten sus senos para que puedan acostumbrarse a cualquier cambio regular que pueda ocurrir. Si notan algo inusual, deben consultar con su médico.

En su visita, el médico puede usar uno de los siguientes métodos:

Examen clínico de senos

Los lineamientos del ACP ya no recomiendan un examen clínico físico como parte de una detección de rutina. Dicho esto, un médico puede realizar un examen físico si una persona sospecha de algún cambio.

La persona necesitará quitarse la ropa del área superior del cuerpo.

Entonces, el médico puede realizar:

Chequeo visual: Le pedirá a la persona que suba y baje sus brazos, ya que esto puede mostrar diferencias en el tamaño y forma de los senos. También observará cualquier erupción, hoyuelos o secreción del pezón.

Chequeo manual: El médico usará las yemas de sus dedos para verificar si existe cualquier anormalidad o protuberancia sospechosa a lo largo del seno, debajo del brazo y en la clavícula. También verificará cualquier ganglio linfático agrandado.

El médico notará cualquier cambio o característica inusual, y puede recomendar pruebas adicionales.

Otras pruebas

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El médico puede recomendar una mamografía.

Las pruebas adicionales incluyen:

Mamografía: Una radiografía del seno.

Ultrasonido: Esto no incluye radiación y puede mostrar más detalles que una mamografía o confirmar sus resultados.

IRM: Esto puede proporcionar una imagen detallada del seno.

Biopsia: Un médico usa una aguja u otro dispositivo para tomar tejido o líquido del área para realizar más pruebas.

Si un médico recomienda estas pruebas, no significa que una persona tenga cáncer de mama. En muchos casos, los resultados mostrarán que no existe cáncer.

Conocer las diferentes partes del seno puede ayudar a las personas a comprender cómo se forma y propaga el cáncer.

Un seno femenino está formado de:

  • grasa corporal (tejido adiposo)
  • lóbulos
  • lobulillos
  • conductos lácteos
  • ganglios linfáticos
  • vasos sanguíneos

Tejido adiposo

El seno femenino consta principalmente de tejido adiposo, o grasa corporal. El tejido adiposo va desde la clavícula, hacia abajo del brazo y hacia la caja torácica.

El tejido adiposo también contiene células nerviosas y vasos sanguíneos. Es importante para almacenar y liberar energía.

Lóbulos, lobulillos y conductos lácteos

El seno de una mujer generalmente tendrá de 12 a 20 secciones llamadas lóbulos. Cada una está formada por áreas más pequeñas de glándulas lácteas llamadas lobulillos.

Los conductos lácteos conectan los lóbulos y los lobulillos, y pueden transportar la leche hacia el pezón. Es muy probable que el cáncer de mama afecte los lóbulos, los lobulillos y los conductos lácteos.

Sistema linfático y vascular

Existe una red linfática y vascular dentro del seno. El sistema vascular consta de vasos sanguíneos y el sistema linfático consta de canales linfáticos.

Estos dos sistemas trabajan juntos para llevar sangre y líquidos hacia y desde el tejido del seno hacia el resto del cuerpo.

Si el cáncer de mama entra a estos sistemas, puede viajar a través del cuerpo, aumentando la posibilidad de que se propague, o regrese.

Los ganglios linfáticos son grupos de células en forma de frijol que se encuentran en todo el sistema linfático. Estas son las células inmunes que pueden actuar como filtros. Son el primer lugar a donde es posible que se propague el cáncer de mama.

Con las opciones de tratamiento actuales, una persona que tiene un diagnóstico de cáncer de mama en etapa temprana tiene una probabilidad del 99 por ciento de vivir durante al menos otros 5 años.

Para asegurar un diagnóstico temprano, es importante reconocer cualquier cambio en los senos e informar cualquier inquietud al médico. La mayoría de los cambios en los senos no indican cáncer, pero siempre vale la pena verificarlo.

Q:

Los médicos solían indicarnos que realizáramos un autoexamen de mama todos los meses. ¿Ahora ya no lo recomiendan? Si es así, ¿por qué?

A:

La detección formal del cáncer de mama ya no incluye autoexámenes. Sin embargo, todavía es muy importante que las personas conozcan sus senos, cómo se ven y cómo se sienten. De esta manera, pueden comprender qué es normal y qué es inusual.

En el pasado, parecía una buena idea motivar a que las mujeres se practicaran autoexámenes de seno cada mes. Sin embargo, se ha comprobado que esto no es efectivo y que los daños superan los beneficios. La investigación ha demostrado que estos autoexámenes desencadenaron más pruebas y falsos positivos en las mujeres que regularmente se los practicaban que en las mujeres que no lo hacían.

Si una persona nota cambios en su seno o senos, debería hablar con su médico. El médico puede determinar si se necesitan pruebas adicionales o no.

Christina Chun, MPHLas respuestas representan las opiniones de nuestros expertos médicos. Todo el contenido es estrictamente informativo y no se debe considerar un consejo médico.
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