El estrés es un desencadenante común de los síntomas del asma. El estrés y la ansiedad también causan ataques de asma.

El asma es una afección en la que las vías respiratorias se inflaman, lo que dificulta la respiración. Los síntomas usualmente aparecen y desaparecen con desencadenantes, como irritantes, clima húmedo y ejercicio.

Según Asthma UK, el 43 por ciento de las personas con asma informan que el estrés puede desencadenar sus síntomas. Controlar el estrés y la ansiedad puede ayudar a minimizar los ataques de asma.

En este artículo, vemos la relación entre el estrés y el asma con más detalle.

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Cuando una persona se siente estresada, puede experimentar síntomas de asma más frecuentes y graves.

Cuando una persona se siente estresada, puede notar que sus síntomas de asma brotan. Los períodos de estrés pueden aumentar la gravedad, frecuencia y duración de los síntomas de asma.

El estrés puede causar que las personas sean más sensibles a sus desencadenantes de asma. Los desencadenantes comunes incluyen la caspa de las mascotas, la humedad y el aire frío y seco.

Los factores estresantes podrían incluir el estrés familiar, en la escuela y en el trabajo. Los cambios de vida importantes y las experiencias traumáticas también pueden causar estrés.

El estrés puede empeorar la inflamación y puede desencadenar dificultad para respirar o falta de aliento, todo esto puede exacerbar los síntomas del asma.

Si una persona puede controlar su asma, tiene menos probabilidad de experimentar estrés o ansiedad relacionados con el asma.

El estrés también puede causar indirectamente ataques de asma. Una persona estresada puede experimentar ciertas emociones, como enojo e irritación, con más énfasis. Las emociones fuertes pueden desencadenar los síntomas del asma.

Una persona que experimenta estrés por períodos prolongados puede sentirse más ansiosa. La ansiedad puede desencadenar ataques de pánico que, a su vez, pueden causar un ataque de asma.

Algunas veces, las personas también pueden notar que el estrés causa hábitos no saludables, como fumar o tomar alcohol. Estos hábitos pueden desencadenar asma.

Las personas pueden notar que sus síntomas normales de asma empeoran cuando se sienten demasiado estresadas o ansiosas. Esta sensación puede ser temporal, como antes de un examen o puede deberse a estrés crónico, que ocurre por un período extendido.

Los síntomas del asma son similares sin importar el desencadenante. Los síntomas comunes del asma incluyen:

  • opresión en el pecho
  • sibilancias
  • dificultad para respirar
  • respiración acelerada
  • dificultad para respirar
  • tos
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Hacer yoga o solo enfocarse en controlar la respiración puede ayudar a controlar el estrés y reducir la posibilidad de un ataque de asma.

Las personas pueden encontrar alivio a los síntomas del asma al hacer algunos cambios en el estilo de vida para ayudar a controlar sus niveles de estrés.

Descansar suficiente, comer una dieta saludable y hacer ejercicio regularmente son formas efectivas de reducir los niveles de estrés.

Es muy probable que el estrés afecte el asma cuando la afección no está bajo control. Usualmente, las personas pueden reducir los brotes de asma al seguir el plan de tratamiento que un médico recete.

Si los medicamentos actuales no son suficientemente efectivos, las personas pueden visitar a su médico para discutir si cambian o redefinen su plan de tratamiento.

Algunas personas se benefician de tomar medicamentos contra el asma durante períodos de estrés.

Los siguientes pasos pueden ayudar a las personas a controlar su estrés y reducir la posibilidad de desencadenar un ataque de asma:

  • dormir adecuadamente todas las noches
  • hacer ejercicio regularmente
  • alejarse de situaciones estresantes en casa, el trabajo o la escuela
  • hacer yoga u otras formas de ejercicio de meditación
  • enfocarse en controlar la respiración
  • practicar meditación
  • probar consejería

Las personas usualmente pueden controlar el asma con atención a largo plazo y tratamientos agudos. Ambas medidas usualmente vienen como inhalador o nebulizador. La diferencia es la velocidad con la que funcionan. Las personas con frecuencia necesitan llevar consigo un inhalador de rescate para ayudar a tratar los brotes repentinos.

Los ataques de asma pueden poner en riesgo la vida. Si una persona repentinamente tiene problemas para respirar y no tiene un inhalador de acción rápida o considera que ese medicamento no es efectivo, debería buscar ayuda médica de emergencia.

Un plan de tratamiento que un médico haya recomendado puede ayudar a las personas a prepararse para posibles ataques de asma. Si una persona conoce sus desencadenantes y los síntomas que causan un ataque, como tos o estrés, es posible que tome las acciones para evitar que ocurra un ataque.

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El pasto y el polen de los árboles pueden desencadenar los ataques de asma.

Distintos desencadenantes causan que aparezcan los síntomas del asma. Las personas deberían conocer los factores que causan los ataques y evitarlos lo más posible.

Cuando no es posible evitar un desencadenante, una persona debería llevar consigo un inhalador de acción rápida para cualquier síntoma repentino e inesperado.

Los desencadenantes comunes del asma incluyen:

  • polen de los árboles
  • pasto
  • ácaros del polvo
  • polen de la maleza
  • cucarachas
  • caspa de los animales
  • olores fuertes de los perfumes, velas u otros productos con aroma
  • humo
  • vapores químicos
  • gripe
  • infecciones respiratorias superiores
  • ejercicios rigurosos
  • condiciones de clima extremo, como sequedad

El estrés es un desencadenante directo e indirecto del asma.

El estrés puede hacer que una persona experimente un brote al hacerla más susceptible a sus desencadenantes normales. También puede hacer que una persona tenga brotes debido a que causa emociones fuertes o hábitos no saludables que pueden desencadenar un ataque.

Una persona debería seguir las recomendaciones de tratamiento de su médico y tomar acciones para reducir la cantidad de estrés en su vida. Si los síntomas empeoran, deberá buscar atención médica inmediata.

Lee el artículo en inglés.

Traducción al español por HolaDoctor.

Edición en español por Stella Miranda el 14 de junio de 2021.

Versión original escrita el 17 de junio de 2019.

Última revisión médica realizada el 17 de junio de 2019.