Ningún alimento o dieta puede prevenir o causar cáncer de seno, pero las decisiones dietéticas de una persona pueden marcar una diferencia en su riesgo de desarrollar cáncer de seno o en su bienestar general mientras vive con la afección.
El cáncer de seno es una enfermedad compleja con muchos factores contribuyentes. Algunos de estos factores, como la edad, los antecedentes familiares, la genética y el género no se pueden controlar.
Sin embargo, una persona puede controlar otros factores, como fumar, su nivel de actividad física, el peso corporal y la dieta. Algunos investigadores han sugerido que los factores dietéticos podrían ser responsables del 30% al 40% de todos los cánceres.
Las frutas y vegetales frescos pueden ayudar a prevenir el cáncer de seno.
El cáncer de seno puede comenzar en diferentes lugares, crecer de diferentes maneras y requerir diferentes tipos de tratamiento. Así como los tipos particulares de cáncer responden mejor a ciertos tratamientos, algunos tipos de cáncer responden bien a alimentos específicos.
Los siguientes alimentos pueden desempeñar un papel en una dieta saludable en general, y también pueden ayudar a prevenir el desarrollo o la progresión del cáncer de seno:
- variedad de frutas y vegetales
- alimentos ricos en fibra, como granos enteros, frijoles y legumbres
- leche baja en grasa y productos lácteos
- productos a base de soja
- alimentos ricos en vitamina D y otras vitaminas
- alimentos, particularmente especias, con propiedades antiinflamatorias
- alimentos, principalmente de origen vegetal, que contienen antioxidantes
Los patrones dietéticos que priorizan estos alimentos incluyen:
- una dieta sureña rica en vegetales cocidos, legumbres y batatas (camote)
- una dieta mediterránea, que enfatiza el consumo de frutas y vegetales frescos y los aceites saludables
- cualquier dieta “prudente” que contenga muchas frutas, vegetales, cereales integrales y pescado
Un estudio de 91,779 mujeres encontró que seguir una dieta compuesta principalmente de plantas podría reducir el riesgo de desarrollar cáncer de seno en un 15%.
Junto con sus otros beneficios, las frutas y vegetales son ricos en flavonoides y carotenoides, que parecen tener varios beneficios médicos.
Las investigaciones han sugerido que los siguientes alimentos pueden ayudar a prevenir el cáncer de seno:
- vegetales de hoja verde oscuro, como la col rizada y el brócoli
- frutas, especialmente bayas (frutos rojos) y duraznos
- frijoles, legumbres, pescado, huevos y algo de carne
Los investigadores han asociado el betacaroteno, que ocurre naturalmente en vegetales como las zanahorias, con un menor riesgo de cáncer de seno. Los científicos especulan que esto puede deberse a que interfiere con el proceso de crecimiento de las células cancerosas.
El Departamento de Agricultura de los Estados Unidos (United States Department of Agriculture, USDA) recomienda consumir entre cinco y nueve porciones de frutas y vegetales frescos al día.
Las investigaciones sobre la fibra dietética y su efecto sobre el cáncer de seno actualmente no son concluyentes, pero varios estudios han sugerido que puede ayudar a proteger contra la enfermedad.
El exceso de estrógeno puede ser un factor en el desarrollo y la propagación de algunos tipos de cáncer de seno. Algunos tratamientos tienen como objetivo evitar que el estrógeno interactúe con las células cancerosas. Seguir una dieta alta en fibra puede apoyar este proceso y acelerar la eliminación del estrógeno.
La fibra apoya el sistema digestivo y la eliminación regular de los desechos, incluyendo el exceso de estrógenos. Ayuda al cuerpo a eliminar toxinas y limita el daño que pueden hacer.
La forma en que la fibra se une al estrógeno en el intestino también puede ayudar a evitar que el cuerpo absorba demasiado estrógeno. Estos factores pueden ayudar a reducir el riesgo de cáncer de seno.
Las frutas, vegetales, granos enteros y legumbres proporcionan fibra, pero también contienen antioxidantes, como betacaroteno y vitaminas C y E.
Los antioxidantes pueden ayudar a prevenir muchas enfermedades al reducir la cantidad de radicales libres, que son sustancias de desecho que el cuerpo produce de forma natural. Un metaanálisis de 2013 encontró que las personas que comen más granos integrales pueden tener un menor riesgo de cáncer de seno.
Los lineamientos dietéticos para estadounidenses 2015-2020 recomiendan una ingesta de hasta 33.6 gramos de fibra al día, según la edad y el sexo de la persona.
El aguacate es una buena fuente de grasas saludables.
Los alimentos grasos pueden provocar obesidad, y las personas obesas parecen tener un mayor riesgo de desarrollar cáncer, incluyendo el cáncer de seno.
Algunas grasas en la dieta son necesarias para que el cuerpo funcione correctamente, pero es importante consumir el tipo correcto.
Las grasas poliinsaturadas y monoinsaturadas pueden ser beneficiosas en moderación. Están presentes en:
- aceite de oliva
- aguacates
- semillas
- nueces
Los peces de agua fría, como el salmón y el arenque, contienen una grasa poliinsaturada saludable llamada omega-3. Esta grasa también puede ayudar a reducir el riesgo de cáncer de seno.
Los autores de un estudio de 2015 citaron un estudio con roedores en el que los roedores que consumían entre el 8% y el 25% de sus calorías en forma de grasas omega-3 parecían tener entre un 20% y un 35% menos de probabilidades de desarrollar cáncer de seno.
También citaron otro estudio en el que participaron más de 3,000 mujeres, que mostró que las que consumían altos niveles de omega-3 tenían un 25% menos de riesgo de recurrencia del cáncer de seno durante los próximos 7 años.
Los beneficios para la salud de los ácidos grasos omega-3 podrían deberse a su capacidad para reducir la inflamación. La inflamación puede ser un factor contribuyente para el cáncer de seno.
La soja puede ayudar a reducir el riesgo de desarrollar cáncer de seno. Es un alimento que es rico en proteínas, grasas saludables, vitaminas y minerales, pero moderado en carbohidratos. También contiene antioxidantes conocidos como isoflavonas.
Los autores de un estudio de 2017 que analizó información de 6,235 mujeres concluyeron que, en general, “una mayor ingesta dietética de isoflavonas se asoció con una reducción de la mortalidad por todas las causas”. Los investigadores estaban analizando si el consumo de soja era una buena opción para las personas con cáncer de seno.
La soja también puede ayudar a reducir los niveles de lipoproteína de baja densidad (LDL), o colesterol “malo”, y disminuir el riesgo de enfermedades del corazón. Junto con la obesidad, estas afecciones son factores de riesgo que contribuyen al síndrome metabólico, que implica inflamación.
La inflamación puede desempeñar un papel en el cáncer de mama, aunque el papel que desempeña sigue siendo incierto.
La soja está presente en alimentos como:
- tofu
- tempeh
- edamame
- leche de soja
- nueces de soya
Algunas personas se preguntan si la soja podría aumentar el riesgo de cáncer de seno debido a su contenido de isoflavonas, que se parecen al estrógeno.
Sin embargo, el autor de un artículo de revisión de 2016 señala que el estrógeno no es lo mismo que las isoflavonas y que es poco probable que se comporten de la misma manera. Según el autor, la Sociedad Norteamericana de Menopausia (North American Menopause Society) ha concluido que las isoflavonas no aumentan el riesgo de desarrollar cáncer de seno.
Los alimentos que pueden aumentar el riesgo de diferentes tipos de cáncer, incluido el cáncer de seno, incluyen:
- alcohol
- azúcar añadida
- grasa
- carne roja
- alimentos procesados
Alcohol
Los estudios han identificado un vínculo entre el consumo regular de alcohol y un mayor riesgo de cáncer de seno.
Breastcancer.org informa que el alcohol puede aumentar los niveles de estrógeno y dañar el ADN. También señalan que las mujeres que beben tres bebidas alcohólicas por semana aumentan su riesgo de desarrollar cáncer de seno en un 15%.
Según las estimaciones, el riesgo aumenta en aproximadamente un 10% con cada bebida adicional por día.
Azúcar
En una investigación de 2016, los ratones que consumían una dieta tan rica en azúcar, como la dieta típica en los Estados Unidos, tuvieron más probabilidades de desarrollar tumores de glándulas mamarias similares al cáncer de seno en humanos.
Además, las probabilidades de que estos tumores se diseminaran o hicieran metástasis fueron mayores.
Grasa
Los estudios sugieren que no todas las grasas son malas. Si bien la grasa de los alimentos procesados parece aumentar el riesgo de cáncer de seno, algunas grasas vegetales pueden ayudar a reducirlo.
Las grasas trans son un tipo de grasa común en los alimentos procesados y preelaborados. Los científicos lo han relacionado con un mayor riesgo de cáncer de seno. Las grasas trans se encuentran con mayor frecuencia en alimentos procesados, como alimentos fritos, algunas galletas saladas, donas y galletas o pasteles empaquetados. Las personas deberían limitar su consumo de grasas trans siempre que sea posible.
Carne roja
Algunos estudios han encontrado un vínculo entre la carne roja y un mayor riesgo de cáncer de seno, especialmente si una persona cocina la carne a altas temperaturas, lo que puede desencadenar la liberación de toxinas.
Además, las carnes procesadas y los embutidos tienden a tener un alto contenido de grasas, sal y conservantes. Estos pueden aumentar el riesgo de cáncer de seno, en lugar de reducirlo. En general, minimizar el procesamiento de un alimento lo hace más saludable.
La cúrcuma puede tener propiedades antiinflamatorias que ayudan a prevenir el cáncer de seno.
La vitamina D de los alimentos y la exposición a la luz solar pueden ayudar a proteger contra el cáncer de seno. La vitamina D está presente en huevos, pescado de agua fría y productos fortificados. Una persona puede consultar a un médico para conocer sus niveles de vitamina D. Si son bajos, el médico podría recomendar un suplemento.
El té verde puede tener varios efectos beneficiosos para la salud. Contiene antioxidantes que pueden ayudar a fortalecer el sistema inmunitario y reducir el riesgo de cáncer de seno.
La cúrcuma es una especia amarilla que puede tener propiedades antiinflamatorias que podrían limitar el crecimiento de las células del cáncer de seno.
Mantener un peso corporal saludable es beneficioso para el bienestar en general, pero es particularmente importante para las personas que desean prevenir el desarrollo o la recurrencia del cáncer de seno. La obesidad es un factor de riesgo conocido de la enfermedad.
El ejercicio también juega un papel importante. El Instituto Nacional del Cáncer informa que las mujeres que hacen ejercicio durante 4 horas a la semana o más tienen un riesgo menor de desarrollar cáncer de seno.
Hablar con otras personas con la afección, intercambiar recetas y compartir historias sobre qué alimentos han ayudado puede ser beneficioso.
La aplicación Breast Cancer Healthline ofrece acceso a una comunidad en línea de cáncer de seno, en donde los usuarios pueden conectarse con otros y obtener consejos y apoyo a través de discusiones en grupo.
Seguir una dieta saludable rica en frutas y vegetales y baja en azúcar agregada y grasas trans puede reducir el riesgo de desarrollar cáncer de seno.
También puede reducir el riesgo de obesidad, una afección que aumenta la probabilidad de que una persona desarrolle cáncer de seno y otros tipos de cáncer.