El virus de inmunodeficiencia humana (VIH) es un virus que afecta el sistema inmunitario. Puede tener muchos efectos en todo el cuerpo, pero los tratamientos modernos son efectivos para evitar que el VIH progrese a una etapa avanzada.

Se estima que 1.2 millones de personas en Estados Unidos viven con VIH. Sin embargo, en EE.UU., el número de personas que reciben un nuevo diagnóstico de VIH cada año se ha reducido en más de dos tercios desde mediados de la década de 1980.

Sin tratamiento, el VIH puede dañar el sistema inmunitario y aumentar el riesgo y los efectos de otras infecciones. Como resultado, el virus puede afectar a todas las partes del cuerpo, incluyendo la piel, el sistema respiratorio y el sistema nervioso.

Sin embargo, los tratamientos modernos son muy eficaces y las personas con VIH pueden vivir una vida larga y saludable.

En este artículo, analizamos cómo el VIH puede afectar al cuerpo, incluyendo los síntomas tempranos, los efectos en el sistema inmunitario y las infecciones oportunistas tardías. También analizamos cómo los medicamentos contra el VIH pueden afectar al cuerpo.

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Bangmaha Art / EyeEm/Getty Images

El VIH es una infección viral. Ataca y debilita gradualmente el sistema inmunitario del cuerpo dañando células llamadas células T CD4. Este daño significa que, con el tiempo, el cuerpo se vuelve menos capaz de combatir otras infecciones.

Si el sistema inmunitario está bastante dañado, las infecciones que son típicamente leves pueden llegar a poner en riesgo la vida. Estas se conocen como infecciones oportunistas.

Cuando una persona contrae VIH, si no recibe tratamiento, la infección normalmente avanza a través de tres etapas:

  • Infección aguda: poco después de contraer el virus, la persona tiene una gran cantidad de VIH en la sangre, y el riesgo de que el virus se transmita a otros es alto. Algunas personas pueden experimentar síntomas similares a los de la gripe, pero otras no tendrán síntomas.
  • Infección crónica: sin tratamiento, esta etapa puede durar una década o más. Las personas podrían no tener ningún síntoma, pero el virus aún puede transmitirse a otras personas.
  • Infección en etapa 3 (también conocida como SIDA): en esta etapa, el sistema inmunitario de una persona está gravemente dañado, y su recuento de células CD4 cae por debajo de 200 células por milímetro cúbico (células/mm3) de sangre. Será vulnerable a las infecciones oportunistas, y el riesgo de transmisión viral puede ser alto.

Sin embargo, el tratamiento del VIH, también conocido como terapia antirretroviral, es efectivo para frenar o prevenir este avance. La terapia antirretroviral ha sido una opción de tratamiento desde 1996.

La disponibilidad de un tratamiento efectivo ha hecho que muchas personas con VIH puedan tener una expectativa de vida típica y nunca desarrollar el VIH en etapa 3. La incidencia de infecciones oportunistas es mucho menor que antes.

Cuando una persona entra en contacto por primera vez con el VIH, puede desarrollar síntomas similares a la gripe. Estos síntomas suelen aparecer dentro de las 2 a 4 semanas de exposición y pueden durar varios días o semanas. Los médicos llaman a esto enfermedad de seroconversión.

La seroconversión es la etapa en la que el cuerpo de una persona produce anticuerpos contra el VIH, lo que significa que su sistema inmunitario está combatiendo la infección.

Muchas personas no experimentan ningún síntoma en esta etapa, lo que facilita tener el VIH sin saberlo. De hecho, se estima que 1 de cada 7 personas no sabe que tiene VIH, lo que hace que las pruebas sean muy importantes.

Si se presentan síntomas, la persona puede sentir como si tuviera gripe. Los síntomas de la infección aguda por VIH pueden incluir:

  • fiebre y escalofríos
  • una erupción cutánea
  • dolor de garganta
  • inflamación de glándulas
  • dolor de articulaciones o músculos
  • sudoración nocturna
  • fatiga
  • úlceras en la boca

Después del período de seroconversión, es posible que no se experimente ningún síntoma durante una década o más. Esta etapa se conoce como infección crónica por VIH.

Aunque las personas tienden a sentirse bien durante esta etapa, la infección sigue activa. El virus continúa reproduciéndose, atacando nuevas células y dañando el sistema inmunitario. También es posible que el virus se transmita a otros.

El VIH afecta principalmente al cuerpo al atacar y dañar las células del sistema inmunitario. El sistema inmunitario protege al cuerpo contra virus, bacterias y hongos.

Después de adherirse a un tipo de glóbulo blanco llamado célula T CD4, el virus se fusiona con esta. Estas células T son una parte importante del sistema inmunitario.

Una vez dentro de la célula T CD4, el virus se multiplica. Daña o destruye la célula, luego se mueve y ataca otras células.

El recuento de células T CD4 de una persona es una indicación de la salud de su sistema inmunitario.

Un recuento saludable de células T CD4 es de 500 a 1,600 células/mm3 de sangre. Si una persona no recibe tratamiento para el VIH, su recuento de células T CD4 disminuye con el tiempo.

Cuando cae por debajo de 200 células/mm3, el sistema inmunitario de la persona se deteriora significativamente, haciéndolo más susceptible a las infecciones oportunistas.

Infecciones oportunistas

Las infecciones oportunistas son infecciones virales, bacterianas o fúngicas que se aprovechan de un sistema inmunitario debilitado.

Estas infecciones suelen ser leves en personas sin VIH, pero pueden ser graves o poner en riesgo la vida de personas con un recuento bajo de células T CD4, como las que tienen VIH en etapa 3.

Una persona puede recibir un diagnóstico de VIH en etapa 3 si desarrolla una infección oportunista.

Algunas de las infecciones oportunistas más comunes en EE.UU. son:

  • virus del herpes simple, una infección que suele causar llagas en la boca
  • Salmonella, una infección bacteriana que afecta a los intestinos
  • candidiasis oral o vaginal, que son infecciones con un hongo llamado Candida
  • toxoplasmosis, una infección parasitaria que puede afectar el cerebro

El tratamiento para una infección oportunista dependerá del tipo de infección, pero las opciones incluyen medicamentos antivirales, antibióticos y medicamentos antimicóticos.

Otras infecciones oportunistas incluyen:

  • neumonía
  • tuberculosis
  • ciertos tipos de cáncer, como el sarcoma de Kaposi
  • la infección y enfermedad
  • meningitis criptocócica

Muchas personas con VIH desarrollan coinfecciones, lo que significa que tienen dos o más infecciones al mismo tiempo.

La hepatitis B y la hepatitis C son coinfecciones comunes. Las personas pueden contraer estos virus de maneras similares al VIH, por ejemplo, a través del contacto sexual y el intercambio de equipos para inyectarse drogas.

La tuberculosis, que es una afección respiratoria causada por una bacteria llamada Mycobacterium tuberculosis, es otra coinfección común. Una persona puede tener tuberculosis latente, lo que significa que estas bacterias viven en su cuerpo, pero no se enferman.

El riesgo de desarrollar tuberculosis después de la exposición a la bacteria es más alto para las personas con VIH que no reciben tratamiento para esta enfermedad.

Los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades de Estados Unidos (CDC, por sus siglas en inglés) recomiendan que todas las personas con VIH se sometan a pruebas de hepatitis B, hepatitis C y tuberculosis, incluso si no tienen señales o síntomas en curso.

Recibir un diagnóstico de VIH y vivir con la enfermedad puede tener efectos significativos en la salud mental de una persona.

Según el Instituto Nacional de Salud Mental, las personas que viven con VIH tienen el doble de probabilidades de sufrir depresión que las que no lo tienen. También tienen un mayor riesgo de trastornos del estado de ánimo, ansiedad y de la cognición.

Hay fuentes específicas de estrés relacionadas con la enfermedad, como tener que encontrar y gestionar el apoyo médico, manejar el uso de medicamentos durante toda la vida y lidiar con el estigma y la discriminación asociados con el VIH.

Algunos fármacos antirretrovirales también pueden causar efectos secundarios de salud mental, como la ansiedad.

Muchos problemas de salud mental son tratables. Las terapias de conversación, los medicamentos y el apoyo social pueden ayudar.

Los CDC proporcionan una lista de servicios que pueden ayudar a las personas a manejar el estigma y la discriminación relacionados con el VIH y recibir apoyo adicional.

Aunque no hay cura para el VIH, la terapia antirretroviral puede reducir la cantidad de virus en la sangre a niveles muy bajos. Con esto, mantiene a la persona sana y previene la transmisión del virus a otros.

Una carga viral muy baja o indetectable significa que el riesgo de transmisión a otros es virtualmente nulo, lo que ha llevado a la frase: indetectable = no transferible (undetectable = untransmittable, U=U).

Los expertos alientan a todas las personas con VIH, independientemente de su recuento de células T CD4, a comenzar a tomar medicamentos antirretrovirales lo antes posible después de su diagnóstico. El tratamiento temprano es clave para un buen resultado.

Al igual que con otros medicamentos, los fármacos antirretrovirales pueden causar efectos secundarios en algunas personas. Sin embargo, los fármacos modernos tienden a producir menos efectos secundarios y menos graves que los fármacos más antiguos.

Los posibles efectos secundarios de los fármacos antirretrovirales incluyen:

  • fatiga
  • dolores de cabeza
  • diarrea
  • náusea o vómitos
  • dificultad para dormir
  • boca seca
  • una erupción cutánea
  • mareos
  • dolor

Algunos efectos secundarios pueden durar unos días o semanas después de que la persona comience el tratamiento. Otros pueden comenzar más tarde o durar más tiempo.

Si una persona experimenta efectos secundarios graves que le hacen considerar suspender el tratamiento, puede hablar con su proveedor de salud. Suspender el tratamiento u omitir dosis puede provocar resistencia a los medicamentos y limitar las opciones de tratamiento de una persona.

Algunas personas pueden reducir algunos efectos secundarios tomando el medicamento 2 horas antes de acostarse. Otras personas pueden preferir tomarlo por la mañana para prevenir trastornos del sueño.

Al tomar fármacos antirretrovirales, una persona debe ser consciente de que su medicación puede interactuar con otros medicamentos recetados, así como con remedios herbales y drogas recreativas.

Ciertos fármacos contra el VIH también pueden provocar cambios menos obvios, como:

  • aumento del colesterol y otras grasas en la sangre
  • problemas en el hígado o riñones
  • cambios en la distribución de la grasa corporal, en las personas de edad avanzada que toman fármacos contra el VIH

Los proveedores médicos pueden monitorear estos problemas durante los chequeos de rutina.

A pesar de estos problemas, en la actualidad se cuenta con evidencia de la seguridad a largo plazo de la terapia antirretroviral, que puede aumentar significativamente la esperanza de vida de muchas personas con VIH.

El VIH es un virus que afecta el sistema inmunitario. Sin tratamiento, puede dañar el sistema inmunitario, aumentando el riesgo de otras infecciones y llevando a posibles complicaciones en todo el cuerpo.

Sin embargo, la terapia antirretroviral reduce la cantidad de VIH en el cuerpo, lo que evita que dañe el sistema inmunitario. Este tratamiento ha llevado a que las infecciones oportunistas ocurran con mucho menos frecuencia.

Traducción al español por HolaDoctor.

Edición en español por Stella Miranda el 1 de junio de 2021.

Versión original actualizada el 22 de noviembre de 2020.

Última revisión médica realizada el 21 de noviembre de 2020.