Una emergencia hipertensiva es tener la presión arterial tan peligrosamente alta que puede causar complicaciones como una insuficiencia orgánica. La hipertensión maligna es un tipo de emergencia hipertensiva.

Hay un desacuerdo entre los médicos y las guías de diagnóstico sobre cómo caracterizar la hipertensión maligna. Algunos se refieren a la aparición repentina de los síntomas como la principal característica de la hipertensión maligna, mientras que otros apuntan a una combinación de daño ocular y presión arterial muy elevada.

Dejando de lado las definiciones, una presión arterial superior a 180/120 milímetros de mercurio (mm Hg) es motivo de preocupación. Cualquier persona que la tenga debe recibir atención inmediata.

A continuación, describimos qué es una emergencia hipertensiva, y cómo se diferencia de la hipertensión benigna, la crisis hipertensiva y la urgencia hipertensiva. Luego, analizamos los síntomas, el diagnóstico y el tratamiento de la hipertensión arterial peligrosa.

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John Rensten/Getty Images

La hipertensión maligna es el tipo de hipertensión más grave. Califica como una emergencia hipertensiva.

La presión arterial suele superar los 180/120 mm Hg, con la cifra inferior por encima de 130 o 140 mm Hg. Una emergencia hipertensiva afecta todo el cuerpo, causando daños en múltiples órganos y sistemas orgánicos.

Los médicos definieron en su día la hipertensión maligna como una presión arterial extrema que daña las retinas. Sin embargo, los expertos en salud reconocen ahora que el problema puede presentarse de diversas maneras, y lo definen de forma más general, señalando que puede dañar múltiples órganos.

Muchas personas con hipertensión maligna experimentan cambios en la vista, como:

  • visión borrosa
  • ver puntos o manchas
  • ceguera repentina
  • hemorragia

Normalmente, la hipertensión maligna implica que la presión diastólica, la cifra inferior de una lectura, supera los 130 mm Hg. También tiende a dañar los ojos, el cerebro, el corazón y los riñones.

Si una persona no recibe tratamiento para la hipertensión maligna, el pronóstico es peor que para las personas que tienen otras formas de hipertensión. Esto es especialmente cierto para las personas de raza negra, según un informe de 2019 sobre un estudio a largo plazo.

El estudio, que incluyó a 168 participantes con hipertensión maligna, también encontró:

  • daño cerebral “significativo” en el 93 por ciento de los participantes
  • daño renal en el 55 por ciento de los participantes
  • coágulos en los vasos sanguíneos pequeños en el 15 por ciento de los participantes
  • agrandamiento del ventrículo izquierdo del corazón en el 82 por ciento de los participantes
  • disminución del bombeo del corazón en el 56 por ciento de los participantes

La presión arterial normal suele oscilar entre 90/60 mm Hg y 130/80 mm Hg.

La hipertensión benigna es una forma menos peligrosa de presión arterial alta, que los médicos también pueden llamar hipertensión esencial. No se deriva de una afección médica específica, aunque los factores del estilo de vida, como el tabaquismo, el consumo excesivo de sal y la obesidad, pueden influir.

A diferencia de la hipertensión maligna, la hipertensión benigna no es una urgencia médica. Es una afección crónica y, a pesar de su nombre, puede causar daños con el tiempo. Por ejemplo, la hipertensión benigna puede afectar los riñones al adelgazar la corteza renal. También puede hacer que las proteínas se filtren a la orina.

Sin embargo, la hipertensión benigna no causa daño renal significativo e inmediato, cambios en los ojos o daños generalizados en los órganos, como se observa en las emergencias hipertensivas como la hipertensión maligna.

Si una persona con hipertensión benigna no recibe tratamiento, puede resultar en una emergencia hipertensiva. Sin embargo, hasta el 60 por ciento de las personas que han sufrido una emergencia hipertensiva pueden no tener antecedentes de hipertensión benigna.

Una “crisis hipertensiva” es un término general que incluye los casos de urgencia hipertensiva y de emergencia hipertensiva, como la hipertensión maligna. Aunque alrededor del 30 por ciento de los adultos de Estados Unidos son hipertensos, el 2 por ciento o menos sufrirá una crisis hipertensiva.

La diferencia entre la urgencia hipertensiva y una emergencia hipertensiva es que no se producen daños en los órganos en casos de una urgencia, a pesar de un grave aumento de la presión arterial. El daño a los órganos es una característica definitoria de una emergencia hipertensiva.

Un aumento rápido de la presión arterial puede provocar una urgencia o una emergencia hipertensiva, incluso cuando la presión arterial sigue estando dentro de los límites normales. Esto puede implicar incluso la presión sanguínea diastólica tan baja como 100-110 mmHg. Pero una persona con una urgencia o emergencia hipertensiva suele tener una presión arterial superior a 180/120 mm Hg.

Aunque técnicamente el término “crisis hipertensiva” incluye los casos de urgencia y emergencia hipertensiva, los médicos a veces solo utilizan el término para las emergencias hipertensivas, como los casos de hipertensión maligna. Esto suele ocurrir cuando hay una disfunción cerebral que provoca pérdida de conocimiento, confusión, convulsión o derrame cerebral.

Las urgencias hipertensivas, incluida la hipertensión maligna, son potencialmente mortales y requieren un tratamiento inmediato.

Una emergencia hipertensiva es una complicación común de la hipertensión benigna. Esto significa que las personas con presión arterial alta tienen un mayor riesgo de sufrir emergencias hipertensivas, como la hipertensión maligna.

Otras causas de hipertensión maligna incluyen:

  • dejar de tomar la medicación de forma repentina, especialmente la medicación para la presión arterial
  • el uso de ciertas drogas, especialmente las anfetaminas
  • tener una enfermedad que afecta al sistema nervioso central
  • tener una enfermedad que afecta los vasos sanguíneos de los riñones, como la estenosis de la arteria renal
  • tener ciertas enfermedades renales, como la glomerulonefritis
  • tener trastornos del sistema endocrino, como el síndrome de Cushing
  • tener una disección aórtica

Los síntomas de una emergencia hipertensiva pueden incluir:

  • dolor en el pecho
  • dolor de cabeza
  • cambios de humor o de personalidad
  • dolor de estómago
  • náuseas o vómitos
  • dolor de espalda
  • dificultad para respirar
  • problemas de visión, incluida la ceguera repentina
  • una disminución de la micción
  • debilidad en brazos o piernas
  • confusión
  • convulsiones
  • pérdida de conciencia

Estos síntomas pueden indicar daño a órganos y también pueden parecerse a los de otras afecciones médicas, como las enfermedades cardíacas y renales. Por esta razón, es importante recibir atención médica de inmediato. Una persona no debe autodiagnosticarse.

La presión arterial superior a 180/120 mm Hg puede ser la primera señal de una emergencia con riesgo de muerte. Si cualquiera de los dos números excede esto, busca atención médica de inmediato. Esto podría implicar llamar al 911 o al número local de emergencias.

Una persona debería ponerse en contacto con su médico si:

  • tiene la presión arterial alta, de 130/80 mm Hg o más, y no tiene otros síntomas
  • quiere dejar de tomar la medicación para la presión arterial o su medicación dejó de funcionar
  • tiene nuevos síntomas relacionados con la presión arterial alta, como ver manchas

Después de recibir atención urgente por una emergencia hipertensiva, es necesario seguir consultando al médico. Esto puede reducir el riesgo de complicaciones graves a largo plazo, y permite al médico hacer un seguimiento de los síntomas a lo largo del tiempo.

El diagnóstico de hipertensión maligna comienza con la preparación del historial médico y tomando en cuenta los síntomas. Esto puede ayudar al médico a determinar qué pruebas pueden detectar la falla de un órgano. Las pruebas que el médico puede recomendar son:

  • un electrocardiograma, llamado ECG, que mide los impulsos eléctricos del corazón
  • una radiografía de tórax para comprobar la salud del corazón y los pulmones
  • análisis de sangre para buscar señales de insuficiencia orgánica, infecciones y ciertas enfermedades crónicas
  • análisis de orina para buscar señales de insuficiencia renal
  • tomografía computarizada, resonancia magnética y otras exploraciones por imágenes para detectar, por ejemplo, daños en el cerebro y la aorta
  • ultrasonidos, que pueden incluir una ecocardiografía, para comprobar cómo bombea el corazón

Bajar la presión arterial demasiado rápido puede dañar el flujo sanguíneo de los órganos acostumbrados a funcionar con niveles altos de presión arterial. Por esta razón, los médicos suelen administrar fármacos que reducen gradualmente la presión arterial de una persona hasta alrededor de 160/110 mm Hg en las primeras 24 horas.

Hay excepciones a esta regla. Por ejemplo, si una persona tiene una disección aórtica, es importante bajar su presión arterial rápidamente.

Los medicamentos que el médico podría utilizar son:

  • labetalol
  • nitroprusiato de sodio
  • nicardipina
  • esmolol
  • nitroglicerina
  • clevidipina

Por lo general, la persona recibe la medicación a través de una vía intravenosa en una vena. El médico también puede administrar líquidos por vía intravenosa.

La persona debe permanecer en el hospital para su control hasta que su presión arterial baje y un médico pueda identificar la causa de la emergencia hipertensiva. Puede recomendar tratamientos adicionales y remitir a la persona a un especialista para que la atienda.

Una emergencia hipertensiva puede poner en peligro la vida, y requiere atención inmediata. Si una persona recibe tratamiento a tiempo, existe la posibilidad de que pueda recuperarse.

Es fundamental no retrasar el tratamiento de una presión arterial peligrosamente alta. Esto suele implicar que cualquiera de las dos cifras de la lectura de la presión arterial sea superior a 180/120 mm Hg.

Lee el artículo en inglés.

Traducción al español por HolaDoctor.

Edición en español el 14 de marzo de 2022.

Versión original escrita el 29 de junio de 2021.

Última revisión médica realizada el 29 de junio de 2021.