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Nuevas investigaciones sugieren que las infecciones en los años adolescentes pueden aumentar el riesgo de recibir un diagnóstico de esclerosis múltiple en la adultez. jacoblund/Getty Images
  • Los desencadenantes de la esclerosis múltiple pueden ocurrir años antes del inicio de los síntomas y del diagnóstico.
  • Las infecciones graves en los años de la adolescencia pueden aumentar el riesgo de un diagnóstico de esclerosis múltiple más adelante en la vida.
  • La infección juega un papel importante independientemente del riesgo genético.

La esclerosis múltiple es una enfermedad impredecible del sistema nervioso central (SNC), que afecta el cerebro y la columna vertebral. Según la Sociedad Nacional de Esclerosis Múltiple, en 2017 había casi 1 millón de adultos viviendo con esclerosis múltiple en Estados Unidos, lo que representa más del doble del número reportado en 1975.

Los síntomas iniciales de la esclerosis múltiple a menudo se relacionan con la visión; como visión doble, visión borrosa, distorsión del color rojo-verde, pero la enfermedad puede afectar casi cualquier parte del cuerpo, dependiendo de qué partes del sistema nervioso central estén dañadas.

Además de los problemas con la visión, los síntomas comunes incluyen problemas con:

  • equilibrio y debilidad muscular
  • memoria y pensamiento
  • emoción
  • sensaciones de entumecimiento, pinchazos o “piquetazos”

Actualmente no existe cura para la esclerosis múltiple, pero existen varios tratamientos y terapias diferentes para controlar los síntomas y reducir la frecuencia con la que los síntomas vuelven.

Una combinación de factores ambientales y genéticos parece ser responsable de la esclerosis múltiple, pero se desconoce la causa exacta de la enfermedad.

Los científicos creen que es una enfermedad autoinmune. En las personas con esclerosis múltiple, el sistema inmunitario ataca por error el recubrimiento de mielina del sistema nervioso central.

La mielina protege los nervios y ayuda a que los mensajes viajen entre el cerebro y el resto del cuerpo. Cuando el revestimiento protector se daña, puede ralentizar, alterar o detener estos mensajes.

Los datos del historial de salud de varios millones de personas nacidas en Suecia entre 1970 y 1994 sugieren que una serie de infecciones graves en la adolescencia puede ser factor de riesgo para el diagnóstico de esclerosis múltiple en años posteriores.

La investigación, que se presenta en Brain, determinó que los eventos que causan inflamación del sistema nervioso central pueden aumentar el riesgo de diagnóstico de esclerosis múltiple.

La fiebre glandular, que ocurre debido al virus de Epstein-Barr (VEB) y que también se conoce como mononucleosis infecciosa (MI), mostró la mayor asociación con el diagnóstico de esclerosis múltiple.

Tim Coetzee, PhD, jefe de defensa, servicios e investigación de la Sociedad Nacional de Esclerosis Múltiple, quien no estuvo involucrado en el estudio, dijo a Medical News Today, “Los datos […] se agregan al creciente conocimiento sobre el potencial de que el VEB sea un desencadenante viral potencial para la [esclerosis múltiple]”.

El estudio también determinó un aumento en el riesgo relacionado con otros tipos de infección y traumatismo craneal en la adolescencia.

El autor principal del estudio es el Prof. Scott Montgomery, epidemiólogo clínico y director del grupo de Epidemiología Clínica de la Universidad de Örebro y del hospital Universitario de Örebro en Suecia. Dijo a MNT que uno de los problemas principales para investigar los factores de riesgo de la enfermedad es que “pueden transcurrir muchos años antes de que se diagnostique la [esclerosis múltiple], ya que la enfermedad tiene un período prolongado de desarrollo antes de que sea lo suficientemente sintomática para un diagnóstico”.

Un segundo estudio, que aparece en JAMA Network Open, se suma al creciente interés en si las infecciones virales en la adolescencia de una persona pueden desencadenar la esclerosis múltiple a una edad mayor.

Para este estudio, en el que participaron casi 2.5 millones de personas en Suecia, los investigadores analizaron datos sobre la mononucleosis infecciosa diagnosticada en hospitales en niños de hasta 10 años y adolescentes de 11 a 19 años. Luego compararon esta información con los diagnósticos de esclerosis múltiple más adelante en la vida. Para entender el impacto de la vida familiar, un factor ambiental, y la genética, el equipo incluyó hermanos en el estudio.

Montgomery explica que “si un hermano desarrolla fiebre glandular y desarrolla [esclerosis múltiple], mientras que el otro no desarrolla fiebre glandular y no desarrolla [esclerosis múltiple], eso sugeriría que es la fiebre glandular más que cualquier predisposición genética lo que causó la esclerosis múltiple”.

Durante el período de estudio, 5,867 personas recibieron un diagnóstico de esclerosis múltiple a partir de los 20 años. En general, los niños y adolescentes con mononucleosis infecciosa diagnosticada en un hospital tuvieron un riesgo más alto, pero los adolescentes mostraron mayor riesgo de un diagnóstico posterior de esclerosis múltiple.

Según Montgomery, la conclusión del estudio es que “la mononucleosis infecciosa durante los 11 a 15 años se relaciona a menudo con un diagnóstico de [esclerosis múltiple] después de los 30 años […]. Comprender que la adolescencia es un momento tan importante de susceptibilidad también es importante para nuestro trabajo”.

Coetzee dijo a MNT:

“Comprender los factores de riesgo y los desencadenantes de la [esclerosis múltiple] es de vital importancia para la comunidad de la [esclerosis múltiple]. Estos estudios resaltan la importancia de explorar cuidadosamente si las infecciones virales como el VEB y otras fiebres glandulares ponen a alguien en mayor riesgo de desarrollar [esclerosis múltiple]”.

Explicó, “necesitamos estudios como este para identificar los factores que contribuyen al riesgo de [esclerosis múltiple] para que podamos desarrollar estrategias para prevenir la aparición de [esclerosis múltiple]”.

El estudio se vio limitado por la exclusión del diagnóstico de mononucleosis infecciosa en entornos de atención primaria y ambulatoria, lo que significa que solo incluyó las infecciones más graves. Asimismo, los autores observaron que no era posible identificar el inicio sintomático de la esclerosis múltiple antes de su diagnóstico.

En respuesta a una pregunta sobre las siguientes acciones para la investigación, Montgomery dijo: “Ahora reconocemos que la adolescencia parece representar un período de mayor susceptibilidad a las exposiciones que pueden causar [esclerosis múltiple]”.

El equipo de investigación está “trabajando para caracterizar mejor las exposiciones ambientales relacionadas con el riesgo de [esclerosis múltiple…], investigando si los diversos riesgos son adicionales o si algunos modifican el resultado de otros”.

El efecto de la infección grave en la salud futura de los niños y adolescentes es de creciente importancia a la luz del aumento de los niveles del virus SARS-CoV-2 que circula en los adolescentes. ¿Podría esto causar una ola en casos de esclerosis múltiple en el futuro?

Coetzee cree que es demasiado pronto para decirlo. Dijo, “en este punto, sería prematuro especular sobre si alguien está en mayor riesgo de [esclerosis múltiple…]; no tenemos suficiente información sobre los efectos a largo plazo de la infección por SARS-COV-2 en las personas para sacar conclusiones sobre el riesgo que tiene una persona de desarrollar [esclerosis múltiple] debido a una infección por SARS-COV-2”.

Lee el artículo en inglés.

Traducción al español por HolaDoctor.

Edición en español el 21 de mayo de 2022.

Versión original escrita el 22 de octubre de 2021.

Última revisión de datos realizada el 22 de octubre de 2021.