El estigma de la salud mental es la barrera más grande de la comunidad para mejorar la salud mental general, y en las comunidades de Latinoamérica, este estigma puede ser más prevalente.

La Organización Mundial de la Salud (OMS) afirma que el estigma relacionado con la mala salud mental es el mayor obstáculo de las personas que buscan tratamiento. Estigma se refiere a un grupo de creencias negativas, y con frecuencia injustas e inexactas, que la sociedad relaciona con ciertas circunstancias, cualidades y personas.

Este artículo explorará lo que es el estigma de la salud mental, por qué es un problema en los países y comunidades de Latinoamérica y cómo combatirlo.

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SDI Productions/Getty Images

El estigma de la salud mental se refiere a actitudes o creencias negativas que llevan a “desvalorizar, desacreditar y desfavorecer por parte del público en general a las personas con enfermedades mentales”.

Existen tres tipos comúnmente reconocidos de estigma de la salud mental:

  • Estigma social o público: esto se refiere a las creencias o actitudes discriminatorias negativas sobre las afecciones de salud mental promovidas en el grupo cultural de uno o en la sociedad en general.
  • Autoestigma: esto ocurre cuando una persona internaliza las actitudes sociales negativas sobre las afecciones de salud mental.
  • Estigma institucional: este se refiere a las políticas institucionales gubernamentales y privadas que discriminan voluntaria o involuntariamente a las personas con afecciones de salud mental.

El estigma de la salud mental sigue siendo un factor importante de influencia negativa en la forma en que las personas tratan y perciben las afecciones de salud mental. Algunas investigaciones indican que, en muchos países, aproximadamente del 80 al 90 por ciento de las personas con una afección de salud mental experimentan el impacto negativo del estigma.

Las creencias sociales, culturales, regionales, religiosas y familiares, al igual que las representaciones de los medios, pueden influir en el estigma relacionado con las afecciones de salud mental. Estas creencias usualmente se deben a una combinación de ignorancia y mala información, actitudes o prejuicios negativos y discriminación.

El estigma de la salud mental existe en cualquier parte del mundo, pero puede ser particularmente fuerte en las comunidades de Latinoamérica. Una revisión de 2016 determinó que estas tienden a tener algunos prejuicios similares hacia las personas con afecciones de salud mental que las culturas de Europa Occidental.

Los estigmas comúnmente identificados incluyen ideas de que las personas con afecciones de salud mental son:

  • violentas, agresivas o pueden actuar de forma extraña
  • incapaces de mejorar
  • peligrosas y deberían estar aisladas o alejadas de las demás personas
  • no pueden realizar las mismas actividades o tareas que los demás

Como se describe a continuación, algunos elementos específicos de la cultura o sociedad latinoamericana pueden influir en cómo se establece, percibe e impacta el estigma de la salud mental.

Familismo

Varios estudios sugieren que el valor cultural del familismo, o el valor colectivo de la unidad familiar, pueden jugar un papel en la formación e implementación del estigma sobre la salud mental.

Algunos investigadores indican que este valor está relacionado con mayores tasas de cercanía emocional y apertura dentro de la familia, lo que puede reducir el impacto del estigma de salud mental.

Por otro lado, algunas investigaciones citan a la familia como una fuente principal de discriminación contra las personas con afecciones de salud mental en varios países de Latinoamérica. Los ejemplos de los factores familiares negativos incluyen actitudes hostiles de la familia y familia extendida, al igual que familiares que subestiman las capacidades de alguien.

Otro estudio encontró que la mayoría de las familias latinas e hispanas negarían la presencia de depresión u otra afección de salud mental en un familiar, a menos que no pudieran enfrentarla o si los síntomas de la afección fueran potencialmente mortales. En el mismo estudio, muchos de los participantes de la encuesta creyeron que las afecciones de salud mental de los niños se deben a comportamientos pecaminosos de sus padres.

Además, un estudio de 2013 determinó que el valor del familismo puede hacer que las personas oculten su afección para proteger a su familia. Los miembros de la familia también pueden desanimar a que las personas busquen tratamiento o tomen medicamentos debido a la falta de educación o creencias espirituales o culturales.

Tabús

Discutir las afecciones de salud mental con frecuencia también es un tabú en las culturas y comunidades de Latinoamérica. Esto significa que los padres, hijos y maestros, con frecuencia no hablan lo suficiente sobre este tema.

Algunas personas también pueden considerar inapropiado discutir los problemas de la familia fuera del hogar.

Religión

La fe también parece jugar un papel importante en la formación del estigma que las personas en América Latina pueden tener con relación a las afecciones de salud mental. Esto tiene sentido, considerando que estas comunidades tienden a confiar en las instituciones religiosas como un recurso espiritual, educativo y social importante.

Según un estudio de 2019, que exploró las creencias sobre las afecciones de salud mental en las comunidades latinas religiosas en Estados Unidos, las creencias religiosas pueden contribuir con los estigmas al reforzar los conceptos erróneos de que:

  • La mala salud mental es una falla moral o un dilema espiritual.
  • La mala salud mental es una afección espiritual y no médica.
  • La mala salud mental es un castigo o forma de justicia divina.
  • La depresión se debe a la falta de fe, no orar lo suficiente, comportamientos pecaminosos de los padres u otras personas, o la influencia demoníaca.
  • Orar y tener fe en Dios puede ayudar a reducir el riesgo o tratar las condiciones de salud mental.
  • Autolesionarse, como cortarse o suicidarse, se deben a la falta de fe verdadera.

Sin embargo, el estudio también indica que, “excepto por las creencias sobre el suicidio, las actitudes estigmatizantes provenían principalmente de la socialización en los países de origen de los participantes más que de la doctrina religiosa en sí”.

Otros

Las comunidades de Latinoamérica que viven en otro país también pueden haber reducido el acceso a la atención de salud mental adecuada debido a los siguientes factores:

  • barreras del idioma
  • falta de médicos conscientes de las diferencias, creencias culturales, matices del idioma o prácticas
  • falta de un seguro adecuado
  • pobreza
  • falta de recursos médicos especializados en la comunidad
  • menor capacidad de identificar los síntomas de mala salud mental debido a la falta de información o comprensión
  • estatus legal o estatus de los seres cercanos
  • cuánto alguien se adapta y acepta la cultura predominante del lugar donde vive

Sin importar la causa, el estigma sobre la salud mental puede tener implicaciones negativas sociales, económicas y públicas para las personas que viven con afecciones de salud mental. En algunos casos, esto también puede reducir o limitar la confianza o capacidad de algunas personas de obtener acceso e involucrarse en ciertos recursos, servicios o derechos legales.

El estigma de la salud mental también puede desanimar a que alguien busque tratamiento para las afecciones de salud mental. Sin embargo, la mayoría de estas afecciones mejoran con el tratamiento; especialmente el tratamiento temprano.

Según un estudio de 2019, en EE.UU., las poblaciones hispanas y latinas tienen acceso a la atención de salud mental 50 por ciento menos que las personas blancas no hispanas. Además, según la OMS, aproximadamente 5 por ciento de los adultos de Latinoamérica tienen depresión, aunque pocos reciben tratamiento.

Algunas investigaciones también determinaron una necesidad percibida muy baja de atención de salud mental, independientemente de la gravedad de la mala salud de las comunidades latinas o hispanas que viven en EE.UU. Sin embargo, esta percepción no es precisa, considerando que la OMS informa que las afecciones mentales y neurológicas conforman casi una cuarta parte de las enfermedades en América Latina y el Caribe.

El estigma negativo también puede hacer más difícil que alguien con mala salud mental se recupere. Adicionalmente, también puede afectar de manera negativa a las personas que cuidan a otras con afecciones de salud mental, como familiares, amigos o seres queridos.

Las investigaciones sugieren que una de las mejores maneras de reducir el estigma es conocer a alguien con una afección de salud mental.

Las intervenciones basadas en el contacto, en donde alguien se involucra con una persona que ha vivido experiencias con la mala salud mental, también tienden a ser mucho más efectivas que los programas o materiales educativos. Estas intervenciones involucran actividades como discusiones en persona y presentaciones o lecturas, escuchar o ver blogs, podcasts o videos.

Los recursos educativos religiosos para la salud mental también pueden ayudar a reducir el estigma en las comunidades de Latinoamérica.

Para reducir el estigma relacionado con la mala salud mental, la Alianza Nacional sobre Enfermedades Mentales, también recomienda:

  • hablar abiertamente sobre la salud mental
  • educarse a sí mismo y a los demás sobre la salud mental
  • promover la idea que de la mala salud física y mental son iguales
  • conocer el lenguaje que puede ser estigmatizante, como los términos “loco”, “demente” o “psicótico”
  • informar a los medios cuando están promoviendo un estigma negativo
  • mostrar compasión a las personas con afecciones de salud mental

El estigma relacionado con la salud mental existe a nivel mundial. Sin embargo, según la investigación limitada disponible, este estigma puede ser especialmente fuerte en los países y comunidades de América Latina.

Las personas afectadas por el estigma de salud mental, ya sea directa o indirectamente, pueden considerar hablar con sus seres queridos y buscar ayuda de profesionales de la salud mental culturalmente competentes.

Lee el artículo en inglés.

Traducción al español por HolaDoctor.

Edición en español por Stella Miranda el 2 de agosto de 2021.

Versión original en inglés escrita el 27 de enero de 2021.

Última revisión médica en inglés realizada el 27 de enero de 2021.