Después de dos años de vivir con COVID-19, la carga física de la pandemia es evidente, en términos de casos, hospitalizaciones y muertes, pero ¿qué hay de los efectos mentales? Los trabajadores de primera línea y los jóvenes han sido algunos de los más afectados, pero nadie ha escapado al impacto de la pandemia. En este artículo especial, Medical News Today investiga cómo la pandemia ha afectado la salud mental en todo el mundo, y pregunta a los expertos cómo podríamos abordar esta situación.

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Después de dos años de COVID-19, ¿cómo está la salud mental en todo el mundo? Crédito de la imagen: Boy_Anupong/Getty Images.

En mayo de 2020, la Organización de las Naciones Unidas (ONU) informaron que los niveles de estrés y ansiedad aumentaron considerablemente durante la pandemia de COVID-19. Desde entonces, varias oleadas de COVID-19 han dejado su huella en todo el mundo.

La Organización Mundial de la Salud (OMS) define la salud mental como “un estado de bienestar en el que un individuo se da cuenta de sus propias capacidades, puede hacer frente a las tensiones normales de la vida, puede trabajar de forma productiva y es capaz de hacer una contribución a su comunidad”.

Los problemas de salud mental se producen cuando las personas no pueden hacer frente a las tensiones de la vida. Una pandemia es un factor de estrés al que pocos habrían previsto tener que enfrentarse.

El temor a contraer SARS-CoV-2, el virus que causa COVID-19, junto con la preocupación por los efectos económicos, ha provocado ansiedad y estrés.

Los trabajadores de primera línea, sobre todo los profesionales de la medicina han sufrido agotamiento y estrés crónico por el aumento de la presión.

Los múltiples confinamientos, el distanciamiento físico y el miedo al contagio han aumentado el aislamiento, la soledad y la ansiedad, factores que, según Lee Chambers, psicólogo y fundador de Essentialise Workplace Wellbeing, son “catalizadores masivos” de los problemas de salud mental.

Otros expertos están de acuerdo. Según Adrian James, presidente del Real Colegio de Psiquiatras:

“El aislamiento social, la soledad, el estrés y la ansiedad, el maltrato doméstico, el duelo, las dificultades económicas, el desempleo y la infección grave por COVID-19 son factores que podrían haber provocado el deterioro de la salud mental de las personas”.

En 2019, un estudio publicado en The Lancet informó que alrededor del 12.5 por ciento de la población mundial tendría un problema con su salud mental en algún momento de su vida. En marzo de 2022, la OMS informó que, en todo el mundo, la ansiedad y la depresión aumentaron 25 por ciento en el primer año de la pandemia.

Lee Chambers ha visto pruebas de ello: “Si soy sincero, desde mi punto de vista, la incidencia de todo [lo relacionado con la salud mental] ha aumentado. […] Se ha ampliado en el caso de personas que ya padecen ciertas afecciones. Han encontrado menos acceso a los servicios y dificultades para manejar su existencia cotidiana“.

Añadió: “Una de las cosas que se señalaban continuamente eran las nuevas incidencias. Las personas que nunca se habían identificado previamente con algún padecimiento de salud mental revelaron que […] o, en encuestas, dijeron que estaban luchando significativamente. Esto es interesante, ya que muestra que el impacto está llegando más allá de los que ya estaban impactados antes de [COVID-19]”.

El comienzo de la pandemia parece haber tenido el mayor impacto en la salud mental. Un informe del Servicio de Investigación del Parlamento Europeo destacó el aumento de los problemas de salud mental en muchos países europeos en ese momento.

En Italia, 8 de cada 10 personas declararon necesitar atención psicológica; en los Países Bajos, más de un tercio de la población declaró tener ansiedad.

Patrones similares se hicieron evidentes en Estados Unidos. En un estudio realizado entre personas de 18 a 35 años, el 80 por ciento de los encuestados declaró tener síntomas depresivos importantes, mientras que el 61 por ciento declaró tener ansiedad de moderada o grave.

En abril de 2021, el Instituto Nacional de Salud Mental informó que las tasas de ansiedad, depresión, síntomas relacionados con el estrés, abuso de sustancias y pensamientos suicidas eran casi el doble de las previstas antes de la pandemia.

Sin embargo, la preocupación de que las tasas de suicidio pudieran aumentar parece haber sido infundada, ya que, según los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades de Estados Unidos (CDC, por sus siglas en inglés), estas han descendido ligeramente.

En el Reino Unido, las remisiones de salud mental al Servicio Nacional de Salud (NHS, en inglés) han alcanzado niveles récord, como dijo James a Medical News Today:

“La pandemia ha tenido un gran impacto en los servicios especializados de salud mental, que ya estaban al límite, y que recibieron la cifra récord de 4.3 millones de referencias durante 2021. También ha provocado el mayor retraso en materia de salud mental de la historia del NHS, con al menos 1.4 millones de personas en espera de tratamiento”.

Un análisis con más de 200,000 personas en el norte de Europa encontró que los encuestados más jóvenes, y aquellos con enfermedades mentales previamente diagnosticadas informaron de una peor salud mental durante los primeros meses de la pandemia. Sin embargo, los problemas de salud mental no se limitan a estos grupos.

Sharon Greene, LCSW, especializada en el tratamiento de la ansiedad y la depresión en niños y adolescentes del Providence Saint John’s Child & Family Development Center de Santa Mónica (California), habló con Medical News Today del impacto generalizado de la pandemia:

“En realidad, creo que todo el mundo se ha visto afectado de distintas maneras. Por supuesto, los trabajadores de primera línea y los profesionales de salud estuvieron a la vanguardia, y pueden haber experimentado más trauma. Solo estamos empezando a comprender las repercusiones de la pandemia en la salud mental”.

Los jóvenes pueden tener menos riesgo de contraer una infección por el SARS-CoV-2, pero no han escapado a los efectos de la pandemia. La interrupción de la educación, el trabajo y las interacciones sociales han pasado factura.

En agosto de 2020, la Organización Internacional del Trabajo describió el “impacto de la pandemia en los jóvenes como sistemático, profundo y desproporcionado”.

Varios estudios han encontrado que los estudiantes han experimentado mayores niveles de síntomas de depresión y de trastorno de estrés postraumático (TEPT) durante la pandemia.

“Los más jóvenes […] son más propensos a caer en mecanismos de afrontamiento negativos porque no tienen la experiencia y viven en un mundo muy digital, eso es un reto para ellos. Afrontar la incertidumbre cuando se está en esa transición entre la adolescencia y la edad adulta ya es bastante difícil cuando todo es brillante y de color rosa”.

– Lee Chambers

No es de extrañar, por lo tanto, que un reciente informe de la OCDE afirme que la prevalencia de los síntomas de ansiedad y depresión ha aumentado drásticamente entre los jóvenes, y sigue siendo superior a los niveles anteriores a la crisis”.

Para los profesionales de medicina, las presiones han sido intensas. No solo se han enfrentado a una exposición continua al SARS-CoV-2, sino que también han tenido que hacer frente a las exigencias de sus cambiantes funciones durante la pandemia, lo que inevitablemente ha hecho mella en su salud mental.

Un metaanálisis de los estudios sobre los efectos de la pandemia en la salud mental de los trabajadores de salud reveló que la ansiedad, la depresión y el estrés eran los más frecuentes en este grupo. Muchos trabajadores de salud también declararon estar agotados, tener insomnio, miedo a las infecciones y pensamientos suicidas.

No solo se han visto afectados quienes tratan con pacientes con COVID-19 en un entorno hospitalario. Una revisión global de estudios publicada en el British Journal of General Practice encontró altos niveles de estrés, ansiedad y agotamiento laboral entre los médicos de atención primaria de muchos países.

Lee Chambers informó de otro problema entre los profesionales de la medicina:

“Hay una sensación real de… supongo que el término para ello es ‘daño moral’, una sensación real de que te estás poniendo en riesgo de enfermedad. Estás en primera línea sacando lo mejor de una crisis, y luego tienes a ciertas personas en posiciones de influencia haciendo lo que les da la gana, haciendo fiestas. […] Esa es una de las cosas que más angustia a muchos profesionales de la medicina”.

El impacto preocupante de esto es que muchos médicos pueden dejar la profesión. La Asociación Médica Británica encontró en una encuesta reciente que el 21 por ciento de los encuestados estaba considerando dejar el NHS, y el 25 por ciento estaba considerando hacer una pausa en su carrera debido al estrés de trabajar durante la pandemia.

En la encuesta, un médico de familia expresó lo que bien puede ser la opinión de muchos, señalando que “si las cosas no cambian en las próximas semanas, me preocupa que muchos colegas dejen la profesión, no porque hayan fracasado, sino [porque] el gobierno y el sistema les han fallado”.

Sin embargo, hay formas de ayudar a proteger la salud mental en estos tiempos difíciles. Según Lee Chambers, la comunicación es la clave: “Considero la resiliencia como algo expresivo en lugar de supresivo, una capacidad de expresarse en lugar de tratar de estar enérgico y resistir. La resistencia generalmente conduce al agotamiento […] Ser capaz de hablar y articular y encontrar a alguien de confianza para expresar en qué punto te encuentras”.

Añadió: “La resiliencia es como una batería. Las principales formas de recargarla son las fundamentales: el sueño, la nutrición y el movimiento. Para mí, es tratar de incorporarlos a tu vida”.

Las personas no deben tener miedo de buscar ayuda, y de reconocer las señales de advertencia de que pueden necesitarla.

“¿Está generalizada? ¿Se ha prolongado? Y, es algo que cada vez está más fuera de nuestro control. En ese momento, tenemos que ver cómo podemos acceder a los servicios profesionales”.

– Lee Chambers

James se hizo eco de este consejo, señalando que “las personas que tienen problemas con su salud mental pueden hablar con su médico de atención primaria o autorremitirse directamente a un servicio local de terapia psicológica”.

“Nadie debería tener que experimentar esto solo: hay una serie de opciones de apoyo para superarlo”.

– Dr. Adrian James

La pandemia ha puesto de manifiesto las carencias de apoyo, especialmente en algunos sectores de la sociedad. Lee Chambers lo dejó claro: “Así que, a menudo un poco de apoyo externo de nuestra red puede ser beneficioso. No todos tienen eso; es un privilegio”.

Añadió: “Las desigualdades se han hecho aún más evidentes. Deberíamos analizar cómo navegar por los desafíos a los que nos enfrentamos e intentar una recuperación equitativa, […] aceptando que algunos grupos lo han tenido más difícil que otros”.

Comentando las posibles soluciones, dijo: “Me gustaría ver más servicios conjuntos, desde la educación hasta la medicina, pasando por las empresas y las comunidades. Si pudiéramos unir los puntos, la diferencia sería enorme“.

James subrayó que estos servicios deben financiarse adecuadamente: “Es […] vital que los servicios de salud mental estén respaldados por un plan totalmente financiado para garantizar que las personas puedan acceder a la atención que necesitan”.

En una rueda de prensa del 2 de marzo de 2022, Tedros Adhanom Ghebreyesus, director general de la OMS, destacó además la importancia de la crisis de salud mental relacionada con la pandemia, señalando que debería ser “una llamada de atención a todos los países para que presten más atención a la salud mental y hagan un mejor trabajo de apoyo a la salud mental de sus poblaciones”.

Traducción al español por HolaDoctor.

Edición en español por Stella Miranda el 12 de julio de 2021.

Versión original escrita el 24 de marzo de 2022.

Última revisión de datos realizada el 24 de marzo de 2022.