Una persona con sangre espesa, o hipercoagulabilidad, puede ser propensa a la formación de coágulos. Cuando la sangre es más espesa o pegajosa de lo habitual, suele ser consecuencia de un problema en el proceso de coagulación.

En concreto, un desequilibrio de las proteínas y las células responsables de la coagulación de la sangre puede conducir a la hipercoagulabilidad.

Cuando la sangre es espesa, puede dificultar el movimiento del oxígeno, las hormonas y los nutrientes por todo el cuerpo, impidiendo que lleguen a los tejidos y las células. Esto puede causar niveles bajos de oxígeno en las células y conducir a deficiencias hormonales y nutricionales.

A continuación, ofrecemos una visión más profunda de cómo afecta la sangre espesa al organismo, qué puede causar este problema y cómo lo tratan los médicos.

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athima tongloom/Getty Images

El problema de salud que causa la sangre espesa puede ser heredado o genético, o puede ser adquirido, desarrollándose con el tiempo. Las siguientes son algunas afecciones médicas que provocan el espesamiento de la sangre:

Policitemia vera

La policitemia vera (PV) es un trastorno sanguíneo que se origina en la médula ósea, el centro blando del hueso donde se desarrollan las nuevas células sanguíneas.

La policitemia vera implica que la médula ósea produzca demasiados glóbulos rojos o blancos y plaquetas, lo que hace que la sangre se espese.

Los expertos creen que la policitemia vera es el resultado de cambios genéticos que se producen después de la concepción. Generalmente no se hereda, es decir, los cambios suelen producirse lentamente a lo largo de muchos años.

Con el tiempo pueden aparecer diversos síntomas, entre ellos:

  • fatiga
  • dolores de cabeza
  • mareos
  • debilidad
  • sudoración, especialmente por la noche
  • picazón en la piel
  • visión borrosa y zumbido en los oídos
  • plenitud o hinchazón abdominal, debido a un agrandamiento del bazo

La policitemia vera afecta a 44 a 57 personas de cada 100,000, y suele aparecer después de los 60 años, según la Organización Nacional de Enfermedades Raras.

Macroglobulinemia de Waldenström

La macroglobulinemia de Waldenström es un tipo raro de linfoma no Hodgkin. El cuerpo produce grandes cantidades de la proteína de los anticuerpos llamada inmunoglobulina M. Esto puede hacer que la sangre se vuelva espesa, provocando una serie de síntomas.

Los síntomas varían pero pueden incluir:

  • hemorragia nasal
  • hemorragia en las encías y en las retinas de los ojos por el daño en los pequeños vasos sanguíneos
  • anemia
  • hormigueo y entumecimiento en los dedos de las manos y de los pies

Según la Sociedad Americana Contra el Cáncer (ACS, por sus siglas en inglés), cada año se producen entre 1,000 y 1,500 nuevos diagnósticos de macroglobulinemia de Waldenström en Estados Unidos.

Lupus, incluyendo el lupus eritematoso sistémico

Según la Fundación de Lupus de América, 1.5 millones de personas en Estados Unidos padecen alguna forma de lupus.

Los síntomas comunes incluyen:

  • sarpullidos
  • dolor e hinchazón en las articulaciones
  • fiebre
  • fatiga

El lupus eritematoso sistémico (LES) es una enfermedad inflamatoria que ocurre cuando el sistema inmunitario ataca los tejidos sanos, como si estuvieran enfermos. Puede afectar la sangre de muchas maneras, incluyendo el aumento del riesgo de coagulación.

La trombosis, un coágulo de sangre que obstruye un vaso sanguíneo, es relativamente frecuente en el primer año de vida del lupus eritematoso sistémico. Esto puede ser el resultado de un aumento de la actividad de la enfermedad, incluyendo altos niveles de inflamación y otros factores.

Factor V Leiden

Es el resultado de un cambio genético que aumenta el riesgo de formación de coágulos, especialmente en las venas profundas.

En la mayoría de las personas, una proteína llamada proteína C activada regula la actividad del factor de coagulación llamado factor V. En las personas con esta enfermedad, la proteína C no puede regular la actividad del factor V, lo que provoca sangre espesa y riesgo de coagulación.

La actividad no regulada del factor V provoca coagulación excesiva y espesamiento de la sangre.

Deficiencias en las proteínas C y S, y en la antitrombina

El organismo produce anticoagulantes naturales, como las proteínas C y S, y la antitrombina. Algunas personas tienen niveles bajos de estas sustancias, lo que produce un mayor riesgo de formación de coágulos. Esto puede ser el resultado de un problema de salud heredado, o desarrollarse con el tiempo.

La primera señal de este problema suele ser un coágulo de sangre. El médico puede descubrirlo durante una prueba. Si se forma un coágulo en una vena profunda, el médico puede diagnosticar una trombosis venosa profunda (TVP). Si un coágulo se desprende y se desplaza hasta obstruir un vaso sanguíneo que suministra sangre a los pulmones, se denomina embolia pulmonar (EP), y es potencialmente mortal.

La deficiencia de proteína C afecta a 1 de cada 200 a 500 personas; la deficiencia de proteína S a 1 de cada 500 y la de antitrombina a 1 de cada 2,000 a 5,000 personas.

Mutación 20210A del gen de la protrombina

Las personas con esta característica genética tienen un exceso de la proteína de coagulación de la sangre, el factor II, también llamado protrombina. La protrombina es un factor que permite la correcta coagulación de la sangre, pero un exceso de protrombina puede aumentar el riesgo de formación de coágulos, incluidos los responsables de la trombosis venosa profunda y las embolias pulmonares.

La mutación afecta del 2 por ciento al 4 por ciento de las personas en Estados Unidos de ascendencia europea, y a alrededor del 0.4 por ciento de los afroamericanos, según la Alianza Nacional de Coágulos Sanguíneos.

La sangre espesa puede desarrollarse a lo largo de la vida debido a factores ambientales o afecciones de salud.

Los factores de riesgo incluyen:

  • fumar
  • el ejercicio, en personas con determinadas afecciones sanguíneas y cardiovasculares
  • cambios hormonales, por ejemplo, durante el embarazo
  • medicamentos hormonales, como algunas formas de control de la natalidad, terapia de reemplazo hormonal y terapia de testosterona
  • inflamación, posiblemente causada por el lupus eritematoso sistémico o la enfermedad inflamatoria intestinal
  • traumatismo y lesión
  • algunas enfermedades, como el cáncer, especialmente el mieloma múltiple

La sangre espesa no suele producir síntomas. La primera señal puede ser un coágulo de sangre, o una persona puede experimentar síntomas relacionados con la afección de salud subyacente.

Una persona puede considerar la posibilidad de hacerse pruebas si:

  • desarrolla un coágulo de origen desconocido
  • tiene coágulos de sangre repetidos
  • experimenta una pérdida recurrente del embarazo
  • tiene antecedentes familiares de sangre espesa o coágulos de sangre

Con las pruebas, el médico puede evaluar el riesgo de algunas afecciones médicas relacionadas con la sangre espesa.

En el caso de las enfermedades que afectan la coagulación de la sangre, los médicos pueden recetar tratamientos basados en fármacos, como:

  • Terapia antiplaquetaria. Los medicamentos como la aspirina pueden ayudar a evitar que las células sanguíneas formen coágulos.
  • Terapia de anticoagulación. Algunos fármacos como la warfarina (Coumadin), actúan sobre los factores de coagulación para prevenir los coágulos.
  • Trombolíticos. El médico puede utilizar estos fármacos “anticoagulantes” en situaciones de emergencia.

Además, la proteína C y el factor antitrombina pueden ser adecuados para algunas personas.

El médico solo recetará la medicación si se ha formado un coágulo peligroso, o si sospecha que la persona tiene un mayor riesgo de coagulación.

Los médicos también pueden recomendarte que:

  • dejes de fumar y evites el humo de segunda mano
  • pierdas peso, si es necesario
  • realices actividades físicas regulares
  • evites mantenerte sentado por períodos prolongados
  • muevas las piernas y los pies con frecuencia para favorecer el flujo sanguíneo

Las alteraciones de la sangre espesa pueden provocar una serie de problemas, como trombosis venosa profunda y embolia pulmonar.

Trombosis venosa profunda

Cuando un coágulo de sangre afecta una vena profunda, el médico puede diagnosticar una trombosis venosa profunda. Estos coágulos suelen afectar las venas grandes de la parte inferior de las piernas, pero pueden formarse en los muslos, los brazos, el abdomen o la pelvis.

En el área de un coágulo, una persona tiende a tener dolor y problemas de circulación.

Los síntomas específicos de una TVP incluyen:

  • hinchazón, enrojecimiento y calor en la zona
  • una aparición repentina o gradual del dolor
  • dolor en las piernas al agacharse o estirarse
  • calambres en la pantorrilla
  • decoloración azulada o pálida de la piel en otras partes del cuerpo

Embolia pulmonar

La embolia pulmonar puede producirse cuando parte de un coágulo se desprende, y se desplaza hasta el corazón o los pulmones. Si esto ocurre, el fragmento puede provocar un nuevo coágulo, bloquear el flujo sanguíneo e interferir en el intercambio de gases en los pulmones. Una embolia pulmonar es una emergencia que pone en peligro la vida.

Los síntomas de una embolia pulmonar incluyen:

  • falta de aire y respiración rápida
  • ritmo cardíaco rápido
  • dolor al respirar profundamente
  • sangre al toser
  • dolor en el pecho

Otras complicaciones

Otras posibles complicaciones de los coágulos sanguíneos son:

  • accidente cerebrovascular
  • ataque cardíaco
  • daño renal
  • complicaciones del embarazo
  • enfermedad de las arterias periféricas

Ciertas afecciones médicas pueden hacer que la sangre se vuelva espesa, aumentando el riesgo de coágulos y otras complicaciones.

Cualquier persona con antecedentes familiares de sangre espesa o trastornos de la coagulación debe hablar con el médico sobre los riesgos y las posibles complicaciones. Además, busca ayuda médica ante cualquier síntoma inusual.

Los medicamentos y los cambios en el estilo de vida pueden ayudar a controlar la sangre espesa y reducir el riesgo de coágulos y otros posibles problemas.

Lee el artículo en inglés.

Traducción al español por HolaDoctor.

Edición en español el 30 de abril de 2022.

Versión original actualizada el 13 de julio de 2021.

Última revisión médica realizada el 13 de julio de 2021.