El VIH es un virus que ataca el sistema inmunitario. Puede debilitar la inmunidad hasta el punto en que el cuerpo ya no puede combatir infecciones y enfermedades.
Si una persona recibe tratamiento para el VIH después de un diagnóstico temprano, es menos probable que desarrolle complicaciones más graves.
La cantidad anual de nuevos diagnósticos de VIH se ha mantenido estable en los últimos años en los Estados Unidos. En 2017, un total de 38,739 personas en los Estados Unidos recibieron un diagnóstico de VIH.
El diagnóstico y el tratamiento tempranos del VIH pueden traducirse en menos complicaciones.
Una persona nunca debe basarse solamente en los síntomas para saber si tiene VIH. La única manera en que una persona puede saberlo con certeza es sometiéndose a pruebas.
Las pruebas tempranas pueden ayudar a una persona a recibir un tratamiento eficaz y prevenir la transmisión a otras personas.
Los síntomas del VIH varían de una persona a otra. Sin embargo, los síntomas de la etapa temprana generalmente incluyen lo siguiente:
- fiebre y escalofríos
- sudores nocturnos
- dolores musculares
- sarpullidos
- dolor de garganta
- fatiga general
- ganglios linfáticos inflamados
- úlceras bucales
No todos experimentarán estos síntomas.
Cómo afecta el VIH al cuerpo
El VIH ataca el sistema inmunitario. Ataca específicamente a las células CD4, que son un subtipo de un grupo de células llamadas células T. Las células T ayudan al cuerpo a combatir las infecciones.
Sin tratamiento, el VIH reduce la cantidad de células CD4 en el cuerpo, lo que aumenta el riesgo de que una persona contraiga infecciones. Si el VIH se desarrolla hasta la etapa 3, también tendrá una mayor probabilidad de desarrollar cáncer.
Los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades (CDC) brindan información sobre dónde se encuentran ubicados los centros de pruebas del VIH más cercanos.
¿Las señales son diferentes para hombres y mujeres?
La infección por VIH es diferente entre los sexos.
Según la Oficina de Salud de la Mujer, algunos problemas de salud, incluidas las infecciones de transmisión sexual (ITS) y las infecciones vaginales por hongos, son más comunes y más graves en las mujeres que tienen VIH.
Después de la etapa inicial de la infección por VIH, el virus pasa a una etapa llamada etapa de latencia clínica, que algunas personas denominan VIH crónico. El virus sigue estando activo durante esta etapa, pero se reproduce a tasas mucho más bajas en el cuerpo.
Durante la etapa de latencia clínica del VIH, es posible que una persona no presente ningún síntoma. Algunas personas que no toman ningún medicamento para tratar el VIH pueden permanecer en esta fase durante 10 años o más. Sin embargo, otras personas pueden pasar de la etapa de latencia con mayor rapidez.
Una persona que recibe tratamiento antirretroviral para el VIH puede permanecer en la etapa de latencia clínica durante varias décadas. Durante esta etapa, es menos probable que experimente complicaciones graves. Cuando los niveles de virus en la sangre son muy bajos, no se transmitirá a otra persona.
El VIH es contagioso y puede transmitirse de una persona a otra de varias formas.
Según los CDC, la forma más común de transmitir el VIH es a través del contacto sexual sin condón. El virus también se puede propagar con el uso de agujas o jeringas al inyectarse drogas intravenosas.
Las personas pueden contraer el VIH a través del contacto con fluidos corporales que contienen el virus. Los únicos fluidos corporales que pueden transmitir el VIH son:
- sangre
- semen
- fluido preeyaculatorio
- fluido rectal
- fluidos vaginales
- leche materna
El VIH puede transmitirse a otra persona cuando estos fluidos ingresan al torrente sanguíneo, ya sea a través de una inyección o al entrar en contacto con una membrana mucosa o tejido dañado. Hay membranas mucosas dentro del recto, la vagina, el pene y la boca.
Una mujer también puede transmitir la afección a un bebé durante el embarazo, aunque no siempre es así. Muchas mujeres que viven con el VIH pueden dar a luz a un bebé sin VIH si reciben la atención prenatal adecuada y siguen su plan de tratamiento.
La Organización Mundial de la Salud (OMS) afirma que sin ninguna participación médica, las tasas de transmisión de la mujer al bebé oscilan entre el 15% y el 45%. Si una mujer recibe tratamiento durante y después del embarazo, estas tasas pueden caer por debajo del 5%.
¿Cuándo es contagioso el VIH?
En la etapa inicial de la transmisión del VIH, los niveles del virus en la sangre y el semen son altos. Una persona puede transmitir fácilmente el virus durante este tiempo y la transmisión es más probable durante esta etapa aguda primaria que durante la etapa subsiguiente.
Durante la etapa de latencia clínica, una persona que vive con el VIH experimenta menos síntomas. Sin embargo, aún puede transmitir el virus a otra persona.
Según los CDC, una persona con una carga viral indetectable no puede transmitir el VIH a otra persona. No es posible porque el tratamiento contra el VIH suprime el virus, dejando una baja presencia del mismo en la sangre.
Cuando el VIH no es detectable en una prueba, no es transmisible.
Si una persona cree que pudo haber estado expuesta al VIH, debe buscar hacerse una prueba de inmediato. Las personas con un mayor riesgo de contraer el VIH debido al lugar de trabajo u otros tipos de exposición también pueden considerar la posibilidad de hacerse pruebas de rutina.
El diagnóstico temprano del VIH es fundamental para prevenir otras afecciones de salud que ponen en riesgo la vida. Una vez que una persona recibe un diagnóstico, hay tratamientos efectivos disponibles.
El diagnóstico temprano también es vital para ayudar a prevenir la transmisión del VIH. Si una persona sabe que tiene el virus, puede tomar medidas para evitar transmitirlo a otras personas. Una forma de hacerlo es mediante el tratamiento antirretroviral.
Si una persona con VIH no recibe tratamiento, la afección puede eventualmente avanzar a la etapa 3 del VIH, también conocida como SIDA. Los avances médicos modernos han hecho que la infección por VIH rara vez alcance la etapa 3 en los Estados Unidos.
El VIH en etapa 3 no es una enfermedad específica, sino un síndrome con una amplia gama de síntomas identificables. Los síntomas también pueden provenir de otras enfermedades que ocurren porque las infecciones oportunistas aprovechan la actividad inmunitaria reducida.
Los síntomas incluyen:
- pérdida rápida de peso
- sudores nocturnos fuertes
- fiebres continuas
- fatiga extrema
- cansancio inexplicable
- inflamación prolongada de los ganglios linfáticos en la ingle, el cuello o las axilas
- episodios de diarrea que duran más de una semana
- llagas cerca de la boca, los genitales o el ano
- neumonía
- manchas en o debajo de la piel
- manchas dentro de la boca, la nariz o los párpados
- pérdida de la memoria
- depresión
- otros trastornos neurológicos
Si una persona reconoce las primeras señales del VIH y busca un diagnóstico y tratamiento oportunos, existe una buena posibilidad de prevenir que se desarrolle la etapa 3.
Con el manejo apropiado del virus, una persona con VIH puede vivir una vida larga, feliz y saludable.
El tratamiento dependerá del individuo y de cualquier complicación. El equipo médico ayudará a la persona a elaborar un plan adecuado.
Medicamentos antirretrovirales
Para la mayoría de las personas con VIH, la terapia antirretroviral puede ayudar a controlar el virus. Existen diferentes tipos de medicamentos antirretrovirales y la persona puede necesitar una combinación de medicamentos.
Estos medicamentos pueden reducir el nivel del virus en la sangre hasta que no sea detectable en una prueba. Cuando esto sucede, ya no existe el riesgo de transmitir el virus a otra persona.
Es fundamental seguir el plan de tratamiento prescrito para mantener el virus en este nivel bajo.
Otras terapias
Las personas con VIH son más susceptibles que las personas sin VIH a otras afecciones médicas y pueden necesitar un tratamiento específico para estas.
El VIH afecta el sistema inmunitario, por lo que el individuo puede tener más probabilidades de desarrollar una infección, como hepatitis viral o tuberculosis. Un médico puede recetar medicamentos para prevenir o tratar estas y otras infecciones.
Otras posibles complicaciones incluyen enfermedades cardiovasculares, cáncer y algunos trastornos neurológicos. Si surgen, el equipo de atención médica ayudará a la persona a elaborar un plan de tratamiento adecuado.
Las personas con VIH que reciben un diagnóstico temprano tienen buenas posibilidades de recibir un tratamiento eficaz. Este tratamiento puede ayudarlos a mantenerse saludables y mantener una buena calidad de vida.
Cualquiera que note síntomas o crea que existe la posibilidad de que pueda tener el VIH debería hacerse la prueba. Con pruebas y tratamiento tempranos, el pronóstico para muchas personas con VIH es excelente.