La tuberculosis es una enfermedad infecciosa que normalmente afecta a los pulmones. Si la comparamos con otras enfermedades causadas por un único agente infeccioso, es el segundo mayor asesino a nivel mundial.

En 2015, 1,8 millones de personas murieron a causa de la enfermedad y 10,4 enfermaron.

En los siglos XVIII y XIV, una epidemia de tuberculosis arrasó toda Europa y el Norte de América, antes de que el microbiólogo alemán, llamado Robert Koch, descubriera las causas microbiológicas de la tuberculosis en 1882.

Tras el descubrimiento de Koch, el desarrollo de las vacunas y los tratamientos de medicamentos efectivos llevaron a la creencia de que la enfermedad estaba casi derrotada. De hecho, hubo un momento en el que las Naciones Unidas declaró que la tuberculosis (TB) quedaría eliminada a nivel mundial para 2025.

Sin embargo, a mediados de 1980, los casos de TB empezaron a incrementar a nivel mundial. Tan grave fue la situación que, en 1993, la Organización Mundial de la Salud (OMS) afirmó que la TB representaba una urgencia global. Fue la primera vez que se etiquetaba a una enfermedad de esa forma.

Datos rápidos sobre la tuberculosis

  • La Organización Mundial de la Salud estima que 9 millones de personas al año enferman de TB y 3 de ellos se pierden dentro de los sistemas de salud.
  • La TB se encuentra entre las 3 principales causas de muerte en mujeres de entre 15 y 44 años.
  • Los síntomas de la TB (tos, fiebre, sudores nocturnos, pérdida de peso, etc.) pueden ser leves durante varios meses, mientras que los enfermos pueden infectar a unas 10-15 personas al año mediante el contacto cercano.
  • La TB es un patógeno que se encuentra en el aire, lo que significa que las bacterias que causan la enfermedad se expanden mediante el aire de persona a persona.
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Normalmente, la TB afecta a los pulmones, aunque puede expandirse a otros órganos del cuerpo.

Los médicos distinguen entre dos tipos de infecciones por tuberculosis: latente y activa.

TB latente: Las bacterias permanecen en el cuerpo en estado inactivo. No causan síntomas y no son contagiosas, pero pueden activarse.

TB activa: Las bacterias causan síntomas y pueden transmitirse a otras personas.

Se cree que alrededor de una tercera parte de la población mundial padece TB latente. Existe un 10 por ciento de probabilidades de que se vuelva activa, pero este riesgo es mucho mayor en las personas con sistemas inmunológicos débiles. Por ejemplo, individuos con VIH, malnutrición o fumadores.

La TB afecta a grupos de todas las edades y en todo el mundo. Sin embargo, la enfermedad suele afectar a adultos jóvenes y a personas que viven en países subdesarrollados. En 2012, el 80 por ciento de los casos documentados de TB tuvieron lugar sólo en 22 países.

Según los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades (CDC), los síntomas de la TB incluyen:

  • Sentimiento de enfermedad o debilidad
  • Pérdida de apetito y peso
  • Escalofríos, fiebre y sudoración nocturna
  • Tos grave que dura 3 o más semanas
  • Dolor torácico

La tuberculosis también puede afectar a otras partes del cuerpo. Los síntomas dependen de la zona a la que afecte.

Durante la fase latente, la TB no presenta síntomas. Cuando está activa, el paciente puede experimentar tos, fiebre y otros síntomas.

Aunque la TB normalmente solo afecta a los pulmones, también puede causar daño en otras partes del cuerpo y los síntomas varían dependiendo del paciente y la enfermedad.

Sin tratamiento, la TB puede expandirse hacia otras partes del cuerpo mediante el flujo sanguíneo:

  • Los huesos: El paciente puede experimentar dolor medular y destrucción articular.
  • El cerebro: Puede derivar en meningitis.
  • El hígado y los riñones: Puede perjudicar la filtración de desechos y conllevar a la aparición de sangre en la orina.
  • El corazón: Puede perjudicar la capacidad del corazón para bombear sangre, lo que puede provocar un taponamiento cardíaco, una enfermedad que pueda resultar mortal.
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La TB se suele diagnosticar a través de un examen cutáneo con una inyección en el antebrazo.

Para comprobar si el paciente padece TB, el médico usará un estetoscopio para escuchar a los pulmones y comprobar la inflamación de los nódulos linfáticos. También le preguntarán sobre los síntomas o el historial clínico, y evaluarán el riesgo de exposición que sufre el individuo.

La prueba de diagnóstico más frecuente para la TB es un examen cutáneo en el que se realiza una pequeña inyección de tuberculina PPD, un extracto de la bacteria, en el interior del antebrazo.

La zona donde se realiza la inyección debería examinarse después de 2-3 días y, en caso de que una protuberancia dura y roja se haya inflamado y presente un tamaño específico, el paciente sufre TB.

Desafortunadamente, el examen cutáneo no es 100 por cien seguro y ha habido casos en los que ha arrojado resultados incorrectos.

Sin embargo, existen otros tipos de pruebas disponibles para diagnosticar TB. Los análisis de sangre, las radiografías y los cultivos de esputo también pueden utilizarse para detectar la presencia de la enfermedad, además de poder utilizarse junto a un examen cutáneo.

La TB multirresistente a los fármacos es más difícil de diagnosticar que la normal, así como la TB en niños.

La mayoría de los casos de TB pueden curarse con la administración de un medicamento adecuado. El tipo exacto y la duración del tratamiento depende de la edad de la persona, la salud general, la resistencia potencial a los medicamentos, si la TB es latente o activa y la localización de la infección (por ejemplo, los pulmones, el cerebro, los riñones).

Las personas con TB latente podrían necesitar sólo un tipo de antibióticos, mientras que los individuos con TB activa (sobre todo si es multirresistente a los medicamentos) a menudo necesitarán una receta de múltiples fármacos.

Generalmente se requiere tomar antibióticos durante un período relativamente largo. El tiempo promedio para un ciclo de antibióticos es de aproximadamente 6 meses.

La medicación para la TB puede ser tóxica para el hígado y, aunque los efectos secundarios son poco frecuentes, cuando aparecen, pueden ser muy serios. Los posibles efectos secundarios deberían comentarse con el médico e incluyen:

  • Orina oscura
  • Fiebre
  • Ictericia
  • Pérdida de apetito
  • Náuseas y vómitos

Es muy importante que se completen todos los tratamientos, incluso si los síntomas de la TB han desaparecido. Cualquier bacteria que haya sobrevivido a los fármacos podría volverse resistente a la medicación recetada y podría derivar en el desarrollo de una TB multirresistente en un futuro.

El médico también podría recetar la terapia por observación directa (DOT). Implica que un médico o enfermero debe administrarle la medicación necesaria para garantizar que se complete el tratamiento.

La bacteria Mycobacterium tuberculosis es la responsable de la TB. Se expande a través del aire cuando una persona con TB (con los pulmones afectados) tose, estornuda, escupe, se ríe o habla.

La TB es contagiosa, pero no es fácil contraerla. Las oportunidades de contraer TB de alguien con quien vive o trabaja son mucho más altas que de un extraño. La mayoría de las personas con TB activa que han recibido un tratamiento adecuado durante al menos 2 semanas, dejan de ser contagiosos.

Desde que empezaron a usarse antibióticos para combatir la TB, algunas cadenas se han vuelto resistentes a los medicamentos. La TB multirresistente se alcanza cuando falla un antibiótico y no mata a todas las bacterias La bacteria sobreviviente puede desarrollar una resistencia a ese fármaco y a otros.

La TB multirresistente es tratable y curable solo con el uso de medicamentos muy específicos contra la enfermedad, los cuales son limitados y no es fácil conseguirlos. En 2012, alrededor de unas 450.000 personas desarrollaron este tipo de enfermedad.

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Si padece TB activa, una máscara puede ayudarle a disminuir el riesgo de que la enfermedad se contagie a otras personas.

Para prevenir la propagación de la TB activa existen algunas medidas generales que puede seguir.

Evitar el contacto con otras personas dejando de asistir al colegio o al trabajo, o evitar dormir en la misma habitación que alguien con TB minimiza el riesgo de que los gérmenes contagien a alguién más.

Use una máscara que le cubra la boca y ventile las habitaciones para limitar también la propagación de las bacterias.

Vacuna contra la TB

En algunos países, las inyecciones de BCG se le administra a los niños para vacunarlos contra la tuberculosis. No se recomienda el uso general en Estados Unidos, porque no es efectivo en adultos y puede tener un efecto negativo en los resultados de los diagnósticos por examen cutáneo.

Lo más importante es finalizar el ciclo completo del tratamiento cuando se le receta a un paciente. Las bacterias multirresistentes de la TB son bastante más mortales que las de la TB normal. Algunos casos requieren tratamientos de quimioterapia extensos, los cuales pueden resultar costosos, así como provocar reacciones graves y adversas a los medicamentos.

Las personas con sistemas inmunológicos débiles tienen mayor riesgo de desarrollar tuberculosis activa. Por ejemplo, el VIH suprime nuestro sistema, por lo que dificulta que nuestro cuerpo controle las bacterias de la TB. Las personas infectadas con VIH y TB tienen aproximadamente un 20-30 por ciento más de posibilidades de desarrollar TB activa que aquellos que no son VIH positivos.

También se ha demostrado que el consumo del tabaco incrementa el riesgo de desarrollar TB activa. Alrededor de un 8 por ciento en los casos de TB mundiales están relacionados con el tabaco.

Tienen un mayor riesgo de desarrollarla los pacientes con las siguientes enfermedades:

  • Diabetes
  • Algunos tipos de cáncer
  • Malnutrición
  • Insuficiencia renal

Además, algunas personas que están sometiéndose a terapias contra el cáncer, las personas muy jóvenes o muy mayores, y aquellos que abusan de las drogas tienen un mayor riesgo de desarrollarla.

Viajar a algunos países en los que la TB es más frecuente también incrementa el riesgo.

Países con mayores tasas de tuberculosis

Los siguientes países tienen las mayores tasas de TB a nivel mundial:

  • Africa, sobre todo Sudáfrica y la Africa subsahariana
  • Afganistán
  • Sudeste de Asia, como Pakistán, India, Bangladesh e Indonesia
  • China
  • Rusia
  • Sudamérica
  • Región occidental del Pacífico, incluyendo las Filipinas, Camboya y Vietnam

Si la TB no se trata, puede convertirse en una enfermedad mortal. Aunque suele afectar sobre todo a los pulmones, también puede expandirse por la sangre, lo que causa complicaciones como:

  • Meningitis: Inflamación de las membranas que cubren el cerebro.
  • Dolor medular.
  • Lesión articular.
  • Daño en el hígado o los riñones.
  • Trastornos cardíacos, aunque es muy raro que esto suceda.

Afortunadamente, con el tratamiento adecuado, la gran mayoría de los pacientes con TB se pueden curar. Los casos en Estados Unidos han descendido desde 1993, pero la enfermedad sigue siendo una preocupación.

Sin el tratamiento adecuado, hasta dos tercios de los enfermos con TB podrían morir.

Traducido por Carmen María González Morales

Revisado por Brenda Carreras

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