La hepatitis C afecta el hígado. Las personas pueden transmitir el virus que causa la enfermedad a través del contacto con la sangre.
El virus de la hepatitis C se transmite a través de la sangre, lo que significa que el virus vive en la sangre de una persona. Las personas pueden contraer el virus al tener contacto con la sangre infectada.
La hepatitis C es la infección viral crónica más común transmitida por la sangre en Estados Unidos; afecta entre 2.7 millones y 3.9 millones de personas.
Este artículo describe cómo se transmite el virus de la hepatitis C, algunos factores de riesgo y cómo prevenir la infección.
La palabra hepatitis se refiere a la inflamación del hígado. La hepatitis C es causada por el virus de la hepatitis C.
La hepatitis C puede ser aguda (corto plazo) o crónica (largo plazo). Con un diagnóstico temprano, sin embargo, los tratamientos modernos pueden curar la hepatitis C y evitar el daño hepático.
Existen cinco tipos principales del virus de la hepatitis, cada uno de estos se transmite de diferente manera:
- La hepatitis A se transmite a través del contacto con las heces que contienen el virus o mediante el consumo de agua potable no tratada.
- La hepatitis B se transmite a través del contacto con sangre, semen u otros fluidos corporales infectados.
- La hepatitis C se transmite a través del contacto con sangre infectada.
- La hepatitis D se transmite a través del contacto con sangre y otros fluidos corporales infectados.
- La hepatitis E se transmite al consumir agua o alimentos contaminados.
Las vacunas pueden prevenir todo tipo de hepatitis viral, excepto la hepatitis C. Evitar el contacto con la sangre infectada es la única manera de evitar contraer la hepatitis C.
La hepatitis C es un virus transmitido por la sangre, lo que significa que una persona debe estar en contacto con sangre que contiene el virus para contraerlo.
La mayoría de los casos nuevos de hepatitis C en EE. UU. ocurren al inyectarse drogas recreativas. La transmisión puede suceder cuando una persona con el virus comparte agujas o drogas contaminadas con otras personas.
El virus de la hepatitis C es muy difícil de matar. Un pequeño punto de sangre, invisible al ojo humano puede transportar cientos de partículas del virus.
Las personas también pueden contraer el virus en un entorno de atención médica a través de la exposición a la sangre que contiene el virus, como a través de pinchazos accidentales con una aguja.
Según los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades (CDC), las formas más comunes de transmitir la hepatitis C incluyen:
- usar drogas inyectables
- recibir una transfusión de sangre o un trasplante de órganos antes de 1992, cuando no se realizaban análisis regulares de sangre
- recibir un pinchazo accidental con una jeringa usada, que puede ocurrir en ambientes de atención de la salud.
- nacer de una madre que tiene hepatitis C
La hepatitis C también se puede contagiar a través de las siguientes acciones, aunque estas son menos comunes:
- tener relaciones sexuales sin usar protección, especialmente contacto que puede incluir sangre, como sexo violento o anal
- compartir artículos personales que pueden contener sangre, como cepillos dentales o rasuradoras
- hacerse un tatuaje o perforación con un proveedor no regulado
Con frecuencia, la hepatitis C no tiene síntomas. Esto significa que una persona puede contraer hepatitis C sin saberlo. Esto facilita que la transmitan a los demás.
Por esta razón, es importante que las personas con un riesgo más alto de tener contacto con el virus de la hepatitis C sepan cómo evitar contraerlo o transmitirlo.
Las personas que tienen hepatitis C pueden reducir el riesgo de transmitirla a los demás de la siguiente manera:
- tomar medicamentos llamados antivirales de acción directa (AAD) para tratar la hepatitis C
- cubrir las heridas o rasguños para evitar que otras personas tengan contacto con la sangre
- no donar sangre, órganos o semen
- no compartir los artículos personales como rasuradoras, jeringas, cepillos de dientes o cortaúñas
- informar a cualquier pareja sexual sobre la condición y siempre usar protección durante la actividad sexual
Existen muchos conceptos erróneos sobre cómo se contagia la hepatitis C. Las personas no pueden transmitir ni contagiar el virus a través de:
- estornudar o toser
- abrazar o besar
- tomar las manos
- compartir los utensilios para comer o vasos
- compartir alimentos o bebidas
- una picadura de mosquito
La hepatitis C puede ser aguda o crónica. La infección aguda ocurre durante los primeros 6 meses después de contraerla, mientras las infecciones crónicas pueden durar toda la vida si la persona no busca tratamiento.
En muchos casos, la hepatitis C no causa síntomas. Esto significa que las personas pueden tener la infección sin saberlo. Además, es importante observar que las personas pueden transmitir el virus incluso si no tienen síntomas.
Algunos síntomas de la hepatitis C aguda incluyen:
- fiebre
- orina oscura
- pérdida de apetito
- ictericia
- dolor en las articulaciones
- náuseas
- vómitos
Los síntomas de la hepatitis C crónica no suelen aparecer sino hasta después de que una persona ha tenido la infección por algún tiempo.
Con mayor frecuencia, una persona se entera de que tiene un problema hepático después de someterse a un análisis de sangre por otra afección. El análisis de sangre puede mostrar que hay un desequilibrio en las enzimas hepáticas debido a alguna clase de hepatitis en general. Sin embargo, las personas infectadas con hepatitis C aún pueden obtener resultados normales de las enzimas hepáticas en las pruebas.
Las señales y síntomas de la hepatitis C crónica pueden incluir:
- sangrado o hematomas que aparecen con facilidad
- fatiga
- acumulación de líquido en el abdomen o ascitis
- apariencia ictérica o coloración amarillenta de la piel y las membranas mucosas
- cambios en el apetito
- picazón en la piel
- pérdida inesperada de peso
Debido a que muchos de estos síntomas no son específicos y pueden ocurrir con cualquier causa de inflamación hepática es posible que las personas no se den cuenta o hasta consideren que podrían tener hepatitis C.
Los médicos recomiendan que ciertos grupos se hagan la prueba de hepatitis C. Estos grupos incluyen personas con síntomas y personas que:
- nacieron entre 1945 y 1965
- usan drogas intravenosas
- tienen historial de pruebas hepáticas anormales o enfermedades hepáticas
- tienen VIH
- recibieron tratamiento con concentrados de factor de coagulación antes de 1987
- recibieron una transfusión de productos de sangre o trasplante de órgano antes de 1992
- reciben hemodiálisis a largo plazo
- trabajan en el cuidado de la salud o seguridad pública y están expuestas a agujas con sangre contaminada con el virus de la hepatitis C
Si la prueba de sangre identifica anticuerpos al virus de la hepatitis C, el médico ordenará pruebas adicionales para confirmar si la persona tiene activo o no el virus de la hepatitis C.
También ordenará pruebas para observar cualquier cambio en el funcionamiento hepático de la persona.
El diagnóstico y tratamiento tempranos pueden mejorar el pronóstico de la hepatitis C. Sin tratamiento, la condición puede causar complicaciones mortales, incluyendo la cirrosis (cicatrices en el hígado), falla hepática y cáncer hepático.
El pronóstico de la hepatitis C ha mejorado dramáticamente en los últimos años. Tomar los medicamentos llamados AAD puede ser efectivo para curar la hepatitis C.
Los tratamientos modernos pueden incluir de 8 a 12 semanas de pastillas y estas pueden curar hasta el 90% de los casos. Los tratamientos pueden ser costosos, pero es posible que algunos planes de seguros los cubran. Las personas pueden hablar con su proveedor del cuidado de la salud para obtener ayuda con el pago.