¿Afecta el racismo estructural las tasas de supervivencia de los pacientes con leucemia mieloide aguda?Share on Pinterest
FG Trade/Getty Images

Un nuevo estudio de la Universidad de Illinois en Chicago sugiere que los pacientes negros e hispanos con diagnóstico de leucemia mieloide aguda tienen una mayor probabilidad de mortalidad — 59 y 25 por ciento, respectivamente — en comparación con los blancos no hispanos. 

El denominador común parece ser el racismo estructural en las comunidades del área metropolitana de Chicago. 

El racismo estructural se define como las leyes, normas o políticas oficiales de una sociedad que dan lugar y apoyan una ventaja injusta continua para algunas personas y un trato injusto o perjudicial para otras por motivos de raza, según el diccionario de Cambridge.

Se calcula que alrededor de 20,000 personas recibirán un diagnóstico de leucemia mieloide aguda en Estados Unidos en 2022. Esta enfermedad se desarrolla rápidamente y es el resultado de la producción excesiva de glóbulos blancos que no funcionan. Las principales causas son la exposición a la radiación, el benceno y el tabaquismo. 

Los médicos indican que la detección temprana es crucial para un tratamiento eficaz, el cual puede ser muy costoso. Según el Instituto Nacional para la Administración de la Atención Médica (NIHCM), los latinos tienen 19 por ciento menos probabilidades de tener acceso a un seguro médico. Esta tasa es 2.5 veces más alta que la de los blancos, que se situó en el 7.5 por ciento en 2018. 

El estudio titulado “El racismo estructural es un mediador de las disparidades en los resultados de la leucemia mieloide aguda” investigó el rol de los determinantes sociales — como el acceso al seguro médico y la violencia estructural reforzada por los sistemas sociales, financieros y políticos — y su efecto en las posibilidades de supervivencia a largo plazo de los pacientes negros e hispanos. 

La Dra. Irum Khan, profesora asociada de hematología/oncología en la Facultad de Medicina de la Universidad de Illinois y principal autora del estudio enfatizó la importancia de esta investigación. 

“Este es el primer estudio que integra datos clínicos individuales y específicos de la enfermedad con datos de la zona censal sobre los niveles de afluencia, desventaja y segregación de los barrios donde viven los pacientes y analiza cómo estos dominios interactúan para influir en los resultados de los pacientes con leucemia mieloide aguda”, dijo. 

El equipo de investigadores analizó los datos de los registros médicos de 822 pacientes adultos que recibieron el diagnóstico de leucemia mieloide aguda entre 2012 y 2018, que fueron tratados en uno de los seis centros de cáncer afiliados a la universidad en Chicago. 

La información específica incluyó el sexo, la raza o el origen étnico, la edad en el momento del diagnóstico, el historial médico, el acceso al seguro médico y las características genéticas que podrían sugerir un pronóstico positivo o negativo. Los datos adicionales del Censo de Estados Unidos ayudaron a los científicos a clasificar las comunidades por nivel de segregación, afluencia o privación social. 

El grupo de participantes, compuesto de 445 hombres y 377 mujeres, fueron identificados como 497 blancos no hispanos, 126 negros no hispanos, 117 hispanos y 82 de otra raza o desconocida. 

En comparación con los pacientes blancos, las personas negras e hispanas tenían más probabilidades de vivir en comunidades históricamente segregadas. La muestra de este estudio se diseñó para representar diversas poblaciones urbanas. 

En cuanto a la medicación, los datos mostraron que los pacientes hispanos tenían mayores tasas de quimioterapia intensiva como tratamiento inicial. 

Según la Dra. Khan, “los pacientes hispanos y negros no hispanos tuvieron tasas más altas de complicaciones en el tratamiento, medidas por los ingresos en la unidad de cuidados intensivos durante la quimioterapia inicial: 30 y 27 por ciento, respectivamente, en comparación con los pacientes blancos no hispanos, con 22 por ciento. Los pacientes negros no hispanos tenían menos probabilidades de someterse a un trasplante de células madre que los pacientes blancos e hispanos”.  

Las características genéticas de alto riesgo representaron un mayor riesgo de leucemia mieloide aguda para los pacientes negros no hispanos. Esto sugiere que estudios adicionales podrían determinar si esto se debe a la exposición ambiental en comunidades desfavorecidas. 

Los investigadores ajustaron la fecha en función de la edad, el sexo y la institución sanitaria de los pacientes, y descubrieron que la afluencia, la desventaja y la segregación de las comunidades eran elementos relevantes para las tasas de supervivencia de la leucemia mieloide aguda.  

Aunque se han hecho avances en el tratamiento de la leucemia mieloide aguda, la Dra. Khan dice que hay una brecha en cuanto a incluir determinantes sociales junto con la medicación en el plan de tratamiento de la afección. 

“Los próximos estudios podrían evaluar las medidas de carga alostática en el pronóstico de la leucemia mieloide aguda. De forma análoga a la adaptación molecular de la terapia, es necesario desarrollar medidas de racismo estructural como aspecto complementario de la terapia personalizada de la leucemia”, concluye el estudio.

Lee el artículo en inglés.